Había quedado tercero en la pasada Liga y, en la nueva temporada, disputaba la Copa de la UEFA. El optimismo llegó a todas las esferas, tal y como se comprobó en la presentación en Sarriá. Tal era la confianza de aquel grupo que se habló de ser campeones. Y lo que empezó como un sueño casi se hizo realidad en la UEFA. El RCD Espanyol, que disputó la primera final europea de su historia, rozó la gloria. Entre tantas proezas llegó la debacle y se esfumó un título que estaba ganado.