El Mundial de 1958 proclamó a un niño prodigio de 17 años como rey del fútbol. Edson Arantes do Nascimento, Pelé, emocionó al planeta con una exaltación de jogo bonito y resultó decisivo para que Brasil ganase el primero de sus cinco Mundiales, marcando seis goles en cuatro partidos (uno a Gales en los cuartos, tres a Francia en las semifinales y dos a Suecia en la final).