Milinko Pantić, en la prórroga, tumbó a los de Johan Cruyff y el Atleti levantó la Copa del Rey, el primero de los dos títulos del Doblete de la 1995/96
Solo una vez el Atlético de Madrid ha conquistado la Liga y la Copa en una misma temporada. Ocurrió en la 1995/96 bajo la dirección de Radomir Antić. El 10 de abril de 1996 cayó la Copa del Rey y el 25 de mayo la Liga. El Doblete, una de las mejores, sino la mejor campaña de la historia rojiblanca. El FC Barcelona de Johan Cruyff claudicó por 0-1 en la final copera de La Romareda. El cabezazo de Milinko Pantić en la prórroga proclamó campeón a un Atlético que ganó con justicia un asalto alejado de los típicos Barça-Atleti noventeros llenos de tantos. Cruyff renunció a su estilo. El conjunto blaugrana jugó replegado e insistió con balones largos al contragolpe. El Atlético, por contra, se adueñó de la posesión y atacó más. Dominó al Barcelona en la segunda parte y en la prórroga liderado por un magistral Pantić, aunque las mejores opciones de gol durante los 90 minutos corrieron a cargo de los de la Ciudad Condal. Sobre todo, el remate de cabeza de Jordi Cruyff al larguero en el minuto 78. Ahí tuvo el título el Barcelona, diluido conforme sufrió las lesiones de Celades y Guardiola. La lesión al inicio de Albert afectó, pero la de Pep, justo antes de la prórroga, echó abajo el castillo de naipes (Guardiola, agotados los tres cambios, se chupó lesionado los 30 minutos suplementarios). Al Atlético, pese a tener la pelota, le costó derribar la muralla catalana, hasta que acertó Pantić, el mejor del partido e incluso de la 1995/96. Díaz Vega, que tampoco pasó desapercibido, expulsó en los instantes finales a Roberto Solozábal y Sergi Barjuan. El Barça no dio su brazo a torcer hasta el minuto 120, siendo incapaz de superar a José Francisco Molina, muy seguro al igual que toda la defensa. 0-1, la Copa del Rey a Neptuno. Primer título de Diego Simeone como colchonero. El Cholo dejó esta interesante reflexión: "Es justo que gane el título un equipo que ha podido con el Barcelona, Valencia, Betis y Tenerife. Hemos ganado a todos los que se encuentran en la zona alta de la clasificación de la Liga. Supongo que eso querrá decir algo". La primera Copa del Doblete, la novena del Atlético de Madrid.
0- FC Barcelona: Busquets; Celades (Ferrer'18), Nadal, Sergi Barjuan; Guardiola, Bakero (Roger'61), Popescu, Amor; Hagi, Jordi Cruyff y Figo (Prosinečki'75).
1- Atlético de Madrid: Molina; Geli, Santi Denia, Solozábal, Toni Muñoz; Vizcaíno (Biagini'82), Caminero, Simeone, Pantić; Kiko (Roberto Fresnedoso'85) y Penev (López'61).
Goles: 0-1 Pantić min.102.
Árbitro: Díaz Vega (Comité asturiano). Expulsó a Solozábal y Sergi Barjuan por doble amonestación. Mostró la amarilla a Bakero, Santi Denia, Toni Muñoz, Hagi, Nadal, Roger, Ricardo López, Molina y Pantić.
Incidencias: Final de la Copa de S.M. el Rey disputada el 10 de abril de 1996 en La Romareda (Zaragoza).

Ambas escuadras venían de temporadas difíciles y dicha final ofreció la redención. El Barcelona naufragó el curso anterior tras alzar cuatro Ligas seguidas y la Copa de Europa (1991-1994), mientras que el Atlético coqueteó peligrosamente con el descenso en las dos anteriores campañas, en las que Jesús Gil trituró entrenadores. De cara a esta 1995/96, culers y colchoneros renovaron sus plantillas. El Dream Team quedó desmantelado con la marcha de Stoichkov, Koeman, Begiristain y Eusebio para dar cabida a Figo, Popescu, Hagi, Kodro, Prosinečki, Ángel Cuéllar y una nueva hornada de canteranos, la Quinta del Mini, encabezada por Iván De la Peña. Por su parte, Jesús Gil dio 14 bajas y construyó su mejor proyecto: Antić, el líder, junto a Molina, Santi Denia, Penev, Roberto Fresnedoso, Biagini, Correa, Pantić... Sorprendente lo de Pantić, el desconocido que un año antes jugaba en el modesto Panionos de la liga griega. Antić insistió mucho en traer a su compatriota y, por solo 75 millones de pesetas, se convirtió en el baluarte del Doblete. El héroe de La Romareda. Barcelona y Atlético pelearon mano a mano por la Liga y la Copa y el resultado de esta final influyó en el torneo de la regularidad. No obstante, una cosa es el desenlace y otra como llegaron ambos a Zaragoza, el Barça encaminado al triplete y el Atleti al doblete. Opciones intactas. El elenco madrileño era el flamante líder de la Liga. Se mantuvo en la cabeza, aunque su colchón se había reducido. El haber llegado tan lejos en la Copa le restó fuelle ante el acecho del Barça, segundo a tres puntos, y del Valencia, tercero a seis puntos. La escuadra barcelonista, además de haberse reenganchado a la Liga, venía de obtener un valioso 2-2 a domicilio frente al Bayern en la ida de las semifinales de la Copa UEFA, por lo que tenía a tiro otra final... Bien es sabido que el Barcelona se quedó sin ganar nada y Josep Lluís Núñez cesó a Cruyff, reemplazado por su segundo Charlie Rexach en las dos últimas jornadas de Liga. Sin embargo, en aquel momento el Barça parecía otro (solo dos derrotas en lo que iba de 1996), de modo que partió como favorito en La Romareda. De hecho, justo antes del inicio de la final –televisada por RTVE–, Quique Guasch, micrófono en mano, se dirigió al banquillo y preguntó a Cruyff sobre el favorito, que ni corto ni perezoso contestó: "No me molesta que el Barcelona salga como favorito. Para mí lo es". Y los Indios rompieron quinielas, 0-1 (noveno título copero ganado por el Atleti).
Antes de entrar en el desglose de la disputada final conviene centrarse en el análisis global, recogido en estas impresiones de dos mitos como Simeone y Bakero, líderes y ganadores natos. El Cholo: "El partido no ha sido bueno, pero no recuerdo ninguna final que se juegue a buen nivel. Ha sido un encuentro de mucha estrategia y con mucho miedo a encajar. El Barcelona se ha defendido bien, aunque ha tenido sus opciones, como los cabezazos de Jordi y Figo. Pero nosotros hemos sido más agresivos durante todo el partido, hemos tenido mucho más tiempo el balón, hemos controlado mejor el juego y hemos sido más inteligentes. Por eso hemos ganado". Bakero, por su parte, dejó la siguiente reflexión: "Típico partido de una final con dos partes diferenciadas. En los primeros 45 minutos hemos practicado el juego que nos interesaba: controlamos al Atlético, salimos al contragolpe y tuvimos varias ocasiones. Díaz Vega no nos ha señalado ni una falta cerca de su área y se ha equivocado en varios fueras de juego. En la segunda mitad y la prórroga el Atlético ha llevado la iniciativa. Si hubiera entrado ese remate de Jordi a lo mejor los campeones hubiéramos sido nosotros. Las lesiones influyeron en el resultado. Estabámos convencidos de que no se nos iba a escapar esta Copa. Solo queda felicitar al Atlético". Ganó merecidamente y de la mejor forma posible. El Atlético tuvo los arrestos de quitarle al Barcelona su mejor arma, el balón, y atacó más la portería de Carles Busquets que los azulgranas la de Molina. Aunque el Barça tuvo las ocasiones durante los 90 minutos, el gol de Pantić en la prórroga premió la constancia del campeón, ya que los de Cruyff jugaron a ráfagas. Sorprendió el planteamiento de El Flaco. Situó sus piezas en función del rival y renunció a sus habituales armas, algo habitual del neerlandés en las citas importantes. Solo que esta vez fue más lejos. Se vio un Barça conservador con un juego de pases británico, opuesto a la versión cruyffista. Antić, en cambio, sí abrazó su fútbol eficaz. La defensa y el portero adelantados, siendo clave, dentro del 4-4-2, la verticalidad del rombo del centro del campo con Vizcaíno, Caminero, Simeone y Pantić, añadiéndose Kiko de enlace. Rado desplegó sobre La Romareda su once tipo. El mismo que vapuleó 3-1 al Barcelona en el encuentro de Liga del Vicente Calderón. Salvo lesiones o sanciones, el serbio siempre alineaba a los mismos. Cruyff, por el contrario, rotó toda la temporada. Para la final copera dejó fuera de la convocatoria a De la Peña, Kodro y Cuéllar y puso a su hijo de titular. Jordi sufrió en septiembre una lesión que le apartó seis meses del equipo y este fue su primer partido completo desde entonces. Disputó los 120 minutos justito de gasolina.
Igualdad en el primer tiempo

La primera parte diferió de la segunda y la prórroga, ya que fue más abierta. Los de la Ciudad Condal no se hallaron tan replegados como después y discutieron la manija. Elegir aquí un dueño de la situación resulta complejo debido a la alternancia. El Atlético se acomodó mejor en los 10 primeros minutos. Del 10 al 30 el fútbol directo blaugrana ofreció sus mejores momentos. A partir de ahí las fuerzas se igualaron, aunque, poco a poco, el Atleti creció y al descanso ya sabía como desequilibrar. Eso sí, la peligrosidad rondó una portería, la de Molina. Cruyff, con el objeto de anular la creatividad rojiblanca, emparejó de inicio a Popescu con Caminero, Figo con Simeone y Guardiola con Kiko. Por ejemplo, cuando Kiko tuvo el balón, Guardiola se incrustó de cuarto defensa al lado de Nadal. Estas novedades tácticas provocaron colapso. Entre tanto, dentro de esta particular partida ajedrecista, Antić movió su ficha de la primera parte. Los zagueros Santi y Solózabal colgaron balones buscando el juego aéreo de Kiko y Pantić, controlados por la zaga barcelonista. Muy buen trabajo, por cierto, de ambas defensas. La adelantada del Atlético invitó a Cruyff a prescindir de su revolucionario ADN Barça, toque y control, sustituyéndolo por el juego directo. A ser posible a la contra para encontrar más espacios a la espalda entre la mejor zaga de la 1995/96 (Molina fue Zamora en esa campaña del Doblete). Celades encontró una rendija con varias coladas por la derecha y fabricó dos buenos acercamientos. En el primero sirvió un caramelo entre líneas a Amor y Santi, providencial, robó la bola al alicantino cuando este ya se quedaba solo. En el segundo, en una contra lanzada por Hagi y Celades, Figo cabeceó fuera un estupendo centro del andorrano. Gran ocasión, aunque Figo estaba en fuera de juego. Celades, a muy buen nivel como lateral derecho, sacó a su equipo del embotellamiento. Lo malo para él y el Barcelona es que estuvo muy poco en el campo, ya que a los 18 minutos tuvo que abandonar al sufrir un fuerte pinchazo en la pierna izquierda y le sustituyó Ferrer. Con la entrada de Chapi, Cruyff recompuso la defensa de forma más lógica. Popescu pasó a ser central y Guardiola a la medular. El elenco blaugrana aún dispondría de otra ocasión, una falta botada por Hagi que Molina despejó a córner, y también protestó dos fueras de juego dudosos de Amor y Hagi. Durante esta fase, superado el ecuador del primer acto, el correoso Atlético retomó el control. Caminero, tremendo despliegue energético el suyo, abandonó la banda derecha y se movió por dentro, donde tenía mejor pasillo llegador. Por su parte, Kiko, Simeone y Pantić dispararon sobre la meta de Busquets, aunque sin enfilar los tres palos. Al Atlético en la primera parte le sobró aceleración y le faltó pausa. El resto de la final sería otra cosa. Latidos de Doblete.
Dominio rojiblanco en la segunda parte, tiro al palo de Jordi Cruyff

El Atlético de Madrid pasó a ser el amo y señor de la final, llevando el peso de la segunda parte y la prórroga. Se adueñó del cuero y presionó más arriba al elenco barcelonista, al que encerró en su propio campo. Este despliegue, sin embargo, apenas se tradujo en peligro hasta los 30 minutos de prórroga. El Barça, sin balón, perdió el control del centro del campo. Aspecto clave. Aún así, acarició la Copa del Rey. El cabezazo de Jordi Cruyff al travesaño, aunque también, sobre la bocina, Caminero pudo sentenciar. El nuevo panorama se oteó nada más salir del descanso. El Atlético dominador, el Barcelona conservador. Asumió el mando Milinko Pantić, activando el modo de mago pelotero. El serbio cayó a la banda derecha y cargó los ataques con centros al corazón del área blaugrana. Nadal, Popescu y Guardiola despejaron de cabeza los golpeos de Sole, toda vez que ni Penev ni Kiko cuajaron su mejor partido. El jerezano acabó siendo clave para ganar la Liga. Penev, por su parte, empezó entonado el curso, trascendental ante el Betis y Tenerife en la Copa, pero en marzo se le mojó la pólvora, quedándose sin marcar desde entonces. El bulgaro, por cierto, fue el primer cambio de Antić. Le reemplazó López y Pantić volvió a la mediapunta. En aquel minuto, el 61, Cruyff sacó a un Bakero poco participativo y metió a Roger. El Barcelona, pese a otro aviso de Figo en una contra, sufrió la evolución que tomó la final. La presión alta del Atlético dificultó su salida desde atrás. Solo Guardiola, extensión de Cruyff, puso luz en un equipo que generó demasiado poco. Los seguidores culers echaron en falta a De la Peña junto a Guardiola, lo que hubiese subsanado la falta de control, así como a algún crack del Dream Team. Tampoco ayudaron los pases fallados y, cuando estas transiciones directas rebasaron las líneas, Geli, Santi, Solozábal y Toni frenaron cualquier intromisión. Muy firmes Santi y Solozábal, además de Molina. Cruyff, viendo que los Indios le ganaron la zona ancha, introdujo a Prosinečki por Figo. Tercer y último cambio. Antić, en los últimos diez minutos, también agotó las sustituciones, Biagini por Vizcaíno y Roberto Fresnedoso por Kiko, y puso en liza un 4-1-4-1. El Atlético, cada vez más intenso, subió las pulsaciones. Pantić apareció por todos los lados: saques de esquina, faltas, poniendo balones... El tanto se mascaba, pero la muralla continuaba en pie. Y entonces sucedió algo inesperado en la otra portería. La gran oportunidad del Barcelona. Sergi llegó a la línea de fondo, centró y Jordi cabeceó al larguero. Aquel aviso tan serio despertó la pegada del líder de la Liga. Caminero, cuando el partido ya estaba a punto de finalizar, casi marcó. Un error de Popescu, el único de El Mariscal en la final, le dejó a merced del gol, pero el internacional rumano, en última instancia, despejó el tiro de Caminero tirándose a ras de suelo. La final, 0-0, se marchó a la prórroga con Guardiola lesionado.
Prosigue el dominio, lesión de Guardiola, el gol de Pantic

Corría el minuto 89 cuando Guardiola notó un doloroso tirón. Estaba roto (primero Celades, luego Pep: facturas musculares). Al haber agotado todos los cambios y para evitar dejar a su equipo con diez, el de Santpedor decidió jugar lesionado la prórroga. Se puso como centrocampista derecho, pegado a la banda con tal de no ser un estorbo. Lejos de serlo, hizo un par de jugadas buenas y animó a sus compañeros insistentemente mientras no cesaba de cojear. Madera de líder. El espíritu guardiolista espoleó al Barcelona al inicio del suplementario. Dio algunos síntomas de mejoría, pero, estando la brújula averiada, el equipo acabó desnortándose. El Atlético tenía el caramelo en la boca y Penev vaticinó lo que ocurriría (Paco Grande, RTVE): "Tenemos el partido bastante controlado. Estamos atacando, estamos mejor que ellos. Debemos meter gol. Hay que meterla". Y Pantić la metió, rubricando su partidazo. 0-1, minuto 102. Geli, ex del Barça, realizó la pared con Roberto Fresnedoso en la derecha. Geli llegó a la línea de fondo y centró al primer palo, donde Pantic, que se anticipó en el salto a Nadal y Roger, batió a Busquets de cabezazo cruzado. El tanto de la Copa del Doblete. Se hartó a marcar de falta, especialidad de Sole, y de todas las formas posibles, hasta de córner. Esa noche, sin embargo, anotó su gol más relevante con la cabeza, con la que normalmente solo pensaba. Pantić, el máximo realizador de la Copa 1995/96 con 7 goles en 9 partidos. Tras el momento decisivo, quedaba el último cuarto de la prórroga. Cruyff utilizó su última bala. Situó a Nadal de delantero centro a lo Alexanko. En una final tan estratégica, Antić también realizó el enésimo movimiento. Ubicó a Santi de medio defensivo y a López de central. El caso es que el tanto de Pantić le quitó al Atlético un peso de encima. El espaldarazo anímico que reforzó su dominio. El equipo rojiblanco intensificó su control sobre un Barcelona grogui y esta vez, además, disfrutó de huecos al venirse arriba los de Cruyff buscando un empate que nunca llegó. Sí que estuvo cerca, en cambio, el segundo del Atleti. Caminero, con la zaga azulgrana adelantada, dispuso de un mano a mano con Busquets. Ocasión clarísima. El meta catalán sacó con el pie derecho el disparo de un Caminero que llegó extasiado por la carrera desde el centro del campo hacia la portería, sin olvidar su esfuerzo realizado durante los 120 minutos. Díaz Vega, que cargó la final de tarjetas, dejó a ambos equipos con diez en los instantes finales al expulsar a Solozábal y Sergi por doble amonestación (Solozábal recibió dos amarillas casi instantaneas). El Barça aún dispuso de un corner en el 120, en el que subió Busquets a rematar. Emoción hasta el último suspiro. Pero nada atajó la marcha triunfal. Esta victoria influyó decisivamente en el desenlace de las demás competiciones. El campeón de la Copa del Rey tomó el Camp Nou, dejando también fuera de juego al Barcelona en la Liga, y terminó celebrando el campeonato, quedando segundo el Valencia de Luis Aragonés. Por su parte, el Barcelona, justo antes de recibir al Atlético, sufrió otro palo. El adiós a la final de la UEFA tras caer ante el Bayern en el Camp Nou. Derrota en la Copa, en la UEFA y en la Liga, tres palos seguidos que dejaron sin títulos a los culers. Neptuno, por contra, celebró por partida doble. El Atlético venía de dos temporadas sufriendo por salvarse y Antić lo elevó al cielo. Liga y Copa. Doblete histórico.
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