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Independiente 1-0 Liverpool: La segunda corona mundial del Rojo

José Percudani trajo la Copa Intercontinental en el primer partido oficial entre argentinos e ingleses tras la Guerra de las Malvinas

 

El Independiente de Ricardo Bochini se consagró campeón mundial por segunda vez en su historia al vencer 1-0 al Liverpool de Kenny Dalgish en la Intercontinental 1984. El tempranero gol de José Percudani a pase de Claudio Marangoni decidió una final que controlaron los Diablos Rojos, superiores a los reds (de amarillo en el Estadio Nacional de Tokio). El análisis post-partido de Bochini en El Gráfico recogió las claves: "El gol de Percudani planteó un partido de otras características. Ellos se vinieron arriba y les esperamos. Nunca perdimos el control porque nuestra defensa respondió a un gran nivel. En ningún momento sentí que podían marcar. El Liverpool hizo un fútbol de presión en la media y defendió haciendo el off-side casi hasta la media. Al apretarnos nos quitaron espacios, pero vimos la pelota segura para contraatacar". Por otro lado, esta Copa Intercontinental 1984 estuvo rodeada de una fuerte trascendencia política y social. Se trató del primer partido oficial entre argentinos e ingleses tras la Guerra de las Malvinas de 1982. Toda Argentina apoyó a los del Pato Pastoriza y festejó derrocar al inglés, tomándolo como revancha por el conflicto bélico. Todo Rojo en Japón. Club Atlético Independiente, Orgullo Nacional 


1- Independiente: Goyén; Clausen, Villaverde (Monzón'74), Trossero, Enrique; Marangoni, Giusti, Burruchaga, Bochini; Barberón y Percudani.

 

0- Liverpool: Globbelaar; Phil Neal, Gillespie, Hansen, Kennedy; Johnston, Mølby, Wark (Whelan'76), Nicol; Dalgish; Rush. 

 

Goles: 1-0 Percudani min.6. 

 

Árbitro: Romualdo Arppi Filho (Brasil). Amonestó a Mølby y Clausen.


La raza ganadora de Independiente

 

Muy pocos equipos pueden presumir de la grandeza de Independiente y Liverpool. Devoradores de entorchados mediante la hegemonía. El Liverpool es el conjunto europeo que más títulos ganó entre 1973 y 1984: cuatro Copas de Europa, dos Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, siete Ligas... Por su parte, el Rey de Copas conquistó sus siete Libertadores (competición de la que lidera el palmarés) entre 1964 y 1984. "En los últimos veinte años, Independiente ha generado una raza ganadora. Hecha para jugar y ganar finales" reiteró Enzo Trossero a El Gráfico tras levantar como capitán la segunda Intercontinental de los de Avellaneda. Antes de la final se apuntó como favorito al Liverpool, que sacó el billete a Japón conquistando el Olímpico de Roma. Primera vez que un equipo, la Roma, perdió una final de Copa de Europa en su estadio y también primera vez que el ganador salió de los penaltis. La escuadra de Joe Fagan repitió sitio en la final de la Copa de Europa esta misma temporada y perdió frente a la Juventus. La tragedia de Heysel. El Liverpool 1984/85, pese a la baja de Graeme Souness, tenía un elenco cinco estrellas. Kenny Dalgish e Ian Rush a la cabeza, seguidos de Alan Hansen, Bruce Globbelaar, Jan Mølby, Phil Neal (único superviviente de la primera Orejona red, 1977). Del mismo modo, Independiente también rivalizaba en cuanto a cracks, de los que cuatro salieron campeones del mundo con la Albiceleste en 1986: Jorge Burruchaga, Néstor Clausen, Ricardo Giusti y Bochini. El Bocha era el número uno indiscutible de los Diablos. Formó una media exquisita rodeado de Marangoni, Burruchaga y Giusti. Fútbol asociativo. Este histórico Rojo lo copó todo. Primero la Liga ganando al Racing y propiciando, además, el descenso de su clásico. Acto seguido, destronó al Grêmio de Porto Alegre, campeón de la Libertadores e Intercontinental 1983, y conquistó su séptima Libertadores. Por último, la guinda, la segunda IntercontinentalEl 1-0 de El Rojo al Liverpool cerró una época de gran dominio de la CONMEBOL sobre la UEFA. Desde 1977 a 1984, los clubes sudamericanos lograron siete victorias consecutivas sobre los europeos en dicha competición: Boca Juniors ante Borussia Mönchengladbach (1977), Olimpia ante Malmö (1979), Nacional de Montevideo ante Nottinham Forest (1980), Flamengo ante Liverpool (1981), Peñarol ante Aston Villa (1982), Grêmio de Porto Alegre ante Hamburgo (1983) e Independiente ante Liverpool (1984). La Juventus volvió a poner en órbita a Europa al imponerse a Argentinos Juniors al siguiente año (1985). 

  

El gol del mundo

 

De Bochini a Percudani. El Bocha, 19 años en 1973, marcó a la Juventus en Roma el gol de la primera Intercontinental. Once años después, Mandinga, también 19 años como Bochini en 1973, anotó el tanto de la segunda Intercontinental. La repetición de esa jugada no paró de circular por los videomarcadores del Nacional de Tokio una vez finalizado el partido y, aún hoy, revolotea como un momento icónico de la inabarcable riqueza del Independiente de AméricaMarangoni lanzó un pase largo que pilló a la defensa del Liverpool casi a la altura del centro del campo y dejó a Percudani con metros por delante para encarar solo la meta red. El joven delantero avanzó y sorteó la salida de Globbelaar batiéndole de tiro suave y seco. El definitivo 1-0. Minuto 6. "Hice el gol del mundo para los Diablos ante los ingleses incluso antes de que Maradona en el Mundial". El grito de gol salió disparado de Tokio y llegó a las Malvinas. Muchos hogares de Argentina lo gritaron. Otro ejemplo de que el fútbol puede sanar heridas del alma, como, por ejemplo, animó a los alemanes en el Milagro de Berna de 1958. Percudani, el jugador más joven de la final, fue elegido MPV del partido. Recibió el Toyota Carina, el coche que le entregó el patrocionador de la final, junto a la correspondiente llave gigante conmemorativa. El canterano del Rojo había perdido el puesto en la Copa Libertadores. Sergio Bufarini, otro joven producto, se encaramó a la titularidad. No obstante, Pastoriza acertó al apostar por la velocidad de Percudani. La aceleración del punta dejó atrás a Gary Gillespie y Alan Hansen, sorteando, además, el fuera de juego. El gol del mundo. El día más feliz en la carrera de Percudani con solo 19 años.

 

Los Diablos Rojos controlaron a los Reds

 

Independiente encontró muy pronto el gol y conservó la ventaja hasta el final sin excesivos apuros. Sacrificó parte de su juego de pases por el repliegue de acuerdo a las circunstancias. Es cierto que el Liverpool movió más la pelota, pero el sistema defensivo argentino contuvo a la perfección sus ataques. Hubo pocas ocasiones, teniendo los de Pastoriza las más claras. La final fue estratégica, como si los contendientes fuesen fichas de ajedrez impulsadas por sus técnicos, los cuales tenían bien estudiado al rival. Joe Fagan quiso desactivar el punto fuerte de Independiente: el centro del campo. Sus hombres realizaron un fuerte pressing en esta zona y adelantó a la defensa hasta casi la medular. El plan, por un lado, salió bien porque Bochini, Burruchaga, Marangoni y Giusti apenas pudieron desplegarse con comodidad y, por otro lado, salió mal porque el ataque inglés cayó en el embudo que le planteó el cuadro de Avellaneda para mantener el 1-0. Kenny Dalgish e Ian Rush se sintieron incómodos. Mérito de los centrales del Rojo, muy firmes, que arrastraron a las dos leyendas lejos de la zona donde son letales. El Liverpool careció de espacios, justo lo contrario que Independiente. La táctica de Fagan contempló un riesgo elevado. Entre los zagueros reds y el arquero Globbelaar había muchos metros y Independiente contaba con excelentes pasadores, así como varios delanteros veloces, Alejandro Barberón y Percudani. Así llegó el gol, pase al hueco de Marangoni y finalización en carrera de Percudani, y también así Barberón pudo haber sentenciado en otras ocasiones en las que se iba solo ante Globbelaar, pero le señalaron fuera de juego. Recordado de esta forma por Marangoni: "Eran grandes posibilidades de gol porque Barberón se iba solo, pero el linier las cortó todas cobrando fuera de juego. Estoy seguro que fueron mal sancionadas"

 

A falta de Dalgish y Rush, los mejores reds fueron Craig Johnston, Steve Nicol y Mølby. El danés, fichado este curso del Ajax, movió los hilos tirando de calidad, sin pesarle sus 21 años. El de Kolding brilló durante los 90 minutos, mientras que Johnston destacó en la primera mitad y Nicol en la segunda. Tras el gol de Percudani, varias internadas de Johnston por la banda derecha provocaron las dos mejores ocasiones de los de Anfield en la primera parte. En el minuto 25, en uno de los pocos desajustes de Independiente, Skipppy pasó en profundidad a Rush, el galés lanzó el pase de la muerte a Dalgish y este remató mal; Trossero despejó como pudo. Nuevamente Johnston volvió a la carga en el minuto 40, sacándose un disparo seco repelido por Carlos Goyén. El meta uruguayo, uno de los mejores rojos durante la final, se mostró como un baluarte en el juego aéreo. Descolgó todos los centros laterales que realizó el Liverpool como si fuese un jugador de basket. En el primer acto Independiente sufrió más que en el segundo debido a que no podía soltarse el fútbol-fuerza británico, estando maniatado el cinco veces campeón de la Copa Libertadores, Bochini. Ahí el Diablo se sostuvo en torno a sus dos capitanes: Trossero y Marangoni. El central zurdo se mantuvo inexpugnable junto a sus compañeros de zaga Clausen, Hugo Villaverde y El Loco Enrique. Por su parte, Maranga destacó como lord entre lores. Este clásico '5' argentino dotado de clase cortó muchos balones y ofreció salida, a parte de servirle la diana a Percudani que proclamó a Independiente campeón mundial. "Nunca tuve espacio para dominar porque siempre tuve un hombre encima. Hice varios pases metiendo túneles y no para lucirme, sino por falta de espacios. Así y todo conseguí meter varias pelotas en profundidad" sentenció Marangoni. 

 

 

Fueron dos semanas agotadoras. Viaje Ezeiza-Tokio-Hong Kong-Ezeiza. 32 horas de ida y otras tantas de vuelta sin las comodidades de hoy. La temporada había sido inolvidable ganándolo todo, pero también agotadora y sobre esto hizo hincapié Bochini es su análisis post-partido: "El de Tokio no fue un gran partido, como pudo haber sido si hubiésemos llegado en mejor condición física. Hemos superado los 80 partidos en la temporada. Para nuestro estilo se requiere de una gran condición física, aunque la gente crea que podamos suplirlo con toque e imaginación. Independiente es un equipo capaz de cualquier hazaña porque tiene fútbol, fuerza y madurez". Bochini, en la primera parte, erró varios pases y se le escaparon varios controlos, fruto de la severa vigilancia. Aunque tampoco el amarillento terreno de juego le ayudó a desarrollar su fútbol técnico. El enganche, sin embargo, mejoró en la segunda parte. Metió varios balones en profundidad, conectó con Burruchaga y los Diablos Rojos disfrutaron de fases de dominio durante los primeros compases de la primera parte, coincidiendo con una serie de acercamientos en ambos arcos. Un lanzamiento de falta de Trossero fue despejado por Nicol de cabeza a córner, el potente disparo iba directo a la meta. Mølby replicó con un estupendo pase desde la izquierda que superó a tres defensas y Nicol remató inocente frente a Goyén. La mejor ocasión del partido tras el gol llegó fruto de una mala entrega en el pase atrás de Gillespie, que dejó solo a Burruchaga. La rápida reacción de Globbelaar taponando el tiro de El Burru evitó el segundo y la sentenciaEl susto espoleó al Liverpool. Los de Joe Fagan, fieles al 4-4-2, insistieron por el flanco izquierdo en esta segunda parte por medio de Nicol y de Kennedy. Pero Independiente, bien plantado, era un frontón. Giusti, contención y despliegue, ayudó a los centrales. Goyén atrapó todos los centros. El área fue coto prohibido. El campeón europeo, entre tanto, reclamó un penalti sobre Rush. La actuación del árbitro brasileño Romualdo Arppi Filho dejó descontentos a todos por igual. Villaverde, que formó una gran pareja de centrales junto a Trossero, se retiró lesionado de su rodilla derecha en el minuto 74 y dejó su sitio a Pedro Monzón. También Ronnie Whelan entró por John Wark en los reds. Sin que nada cambiase. Estaba cantado: Independiente, campeón mundial. Una copa por los caídos de las Malvinas. Orgullo Nacional, CAI. 

 

La segunda vez que el Rey de Copas tocó la cima del mundo, 1973 y 1984. De seis finales de Copa Intercontinental, ganó estas dos y cayó en cuatro ocasiones, Inter en 1964 y 1965, Ajax en 1972 y Atlético de Madrid en 1974. En cuanto al Liverpool posee un Mundial de Clubes, logrado en 2019 ante el Flamengo. De cuatro intentos, el conjunto de la Premier League ganó esa vez, perdiendo tres, Flamengo en 1981, Independiente en 1984 y São Paulo en 2005. Historias de la Copa Intercontinental. Historia de los Diablos Rojos y del gol de Percudani. Todo Rojo en Japón. 

 

 

GALERÍA INDEPENDIENTE-LIVERPOOL

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