Kevin Keegan encarriló el triunfo inglés en la ida de la final de la UEFA de la 1972/73 ante el Gladbach de Netzer
Los setenta fueron años de cambio. El fútbol total trajo una revolución, el paso al fútbol moderno propiamente dicho. También se trazó un nuevo mapa europeo. Distintos clubes alcistas desbancaron a los clásicos y dominaron la década, entre ellos los flamantes finalistas de la Copa de la UEFA de la 1972/73. El Liverpool de Bill Shankly y el Borussia Mönchengladbach de Hennes Weisweiler: Kevin Keegan, Günter Netzer, Ray Clemence, Berti Vogts, Ian Callaghan, Jupp Heynckes... Semejante choque de leyendas provocó un doble efecto histórico (primera de las seis finales internacionales de Los Potros entre 1970 y 1980 y primero de tantos entorchados continentales del Pool) en medio de un gran espectáculo. Keegan provocó el delirio en Anfield (3-0) y Heynckes amagó con la remontada en la vuelta (2-0), pero el Liverpool aguantó el 3-2 y estrenó su palmarés en Europa. El 3-0 de la ida en Anfield, además de acabar valiendo la UEFA, contó con los ingredientes de las grandes batallas: la lluvia torrencial que obligó a suspender el partido en el minuto 27, la importancia de introducir a John Toshack en la reanudación al día siguiente, el protagonismo de Keegan (doblete y asistencia) y el penalti parado de Clemence a Heynckes. El inicio de la dinastía europea red.
Bill Shankly contra Hennes Weisweiler. La única vez que se enfrentaron estos dos genios y tuvo que ser durante esta final de la Copa de la UEFA. El escocés y el alemán levantaron un imperio de la nada. Transformaron a sus respectivas escuadras en potencias desde los recovecos de Segunda División. Shankly, durante sus quince años como entrenador red, insufló al club su habitual grandeza. Mejoró las instalaciones, escogió el rojo para el uniforme y colocó el This is Anfield en el estadio. Motivador, psicológico, sagaz. Cada técnico cuenta con su librillo y Weisweiler, aprendiz de Sepp Herberger, creó el mejor Mönchengladbach de la historia a partir de la formación de futuros cracks. Tejió una red por Europa central. Le avisaban de un talento y mandaba a sus asistentes a estudiarlo. Así cazó a Simonsen y Jensen de Dinamarca, como antes a Netzer, Heynckes, Rupp, Vogts, Bonhof, Wimmer... Los Potros de Weisweiler, vigorosos, siempre al ataque. Shankly, por su parte, también destacó por su forma de armar y rearmar al equipo. Tras la derrota en la Recopa de la 1965/66 frente al Borussia Dortmund (primera final europea del Liverpool), puso a Clemence por Lawrence en la portería y a Lloyd por Yeats en la defensa. Asimismo, reclutó a Hughes, Toshack, Heighway, Lindsay y descubrió al talento de la década. Fichó a Kevin Keegan del modesto Scunthorpe por solo 33.000 libras.
En el camino a la final, la escuadra del Merseyside superó los obstáculos sin problemas hasta las semifinales. Allí se topó con el vigente campeón, un Tottenham Hotspur que ganó al Wolverhampton la primera edición de la Copa de la UEFA en la campaña anterior, la 1971/72. El Liverpool ganó 1-0 a los Spurs en Anfield, perdió 2-1 en White Hart Lane y pasó a la final gracias al valor doble de los goles a domicilio. Si los de Shankly ganaron bien, Los Potros directamente pasaron por encima de sus contendientes, incluyendo goleadas de escándalo en diferentes partidos. 6-3 al Aberdeen en la vuelta de treintadosavos, 5-0 al Colonia en la vuelta de octavos, 7-1 al Kaiserslautern en la vuelta de cuartos y 3-0 y 1-2 al Twente en las semifinales. Por lo tanto, por como arrasaron y por como le ganaron Bundesligas al Bayern de Beckenbauer, muchos consideraron favoritos a los de Weisweiler. Sin embargo, el cuadro británico –con la lección aprendida de la derrota en la final de la Recopa– les tomó la medida. Ganó al Gladbach la final de la UEFA de la 1972/73 y, además, la final de la Copa de Europa de la 1976/77 y las semifinales de la Copa de Europa de la 1977/78, estas dos últimas con Bob Paisley y Udo Lattek de preparadores. Bestia negra.
Una UEFA pasada por agua, por Keegan y por Toshack
Las precipitaciones cayeron sobre la ciudad de Liverpool desde días antes de jugarse la ida de la final (9 de mayo de 1973). Tampoco perdonaron cuando el balón empezó a rodar, cayendo de forma torrencial. Llegados al minuto 27 del primer tiempo, el partido tuvo que pararse. El árbitro Erich Linemayr decretó la suspensión. El terreno de juego lucía anegado y se volvió a jugar al día siguiente con el barro impregnando el césped. La lluvia, tan natural en el Reino Unido, ayudó a los de casa. Por un lado, interrumpió la progresión de Los Potros, que estaban siendo mejores, y, por otro lado, el parón dio tiempo a Shankly para pensar una estrategia infalible.
El de Glenbuck detectó debilidad aérea en el centro de la zaga germana por el lado de Netzer, que jugó de líbero, por lo que retiró a un jugador de baja estatura como Brian Hall (titular el 9 de mayo) y puso al gigantesco Toshack en la continuación al día siguiente, 10 de mayo. El plan: colgar balones para que Toshack se los bajase de cabeza a Kevin Keegan. Jaque mate. De esta forma, llegaron los dos dianas de Keegan tras sendas dejadas de Toshack, anticipándose en ambos casos Keegan a un marcador tan implacable como Vogts. Y también el tercero, como no, se coció por los aires. Keegan botó un córner desde la izquierda al segundo palo y Lloyd marcó el 3-0 sin oposición. Keegan, la estrella de 22 años, resultó el protagonista de una noche propicia para elevar a un héroe. "Lo hace todo a la velocidad del sprint. Es imparable" declaró en una ocasión un rival que sufrió al dos veces Balón de Oro. "Mi fútbol está basado en la velocidad y el juego vertical. Siempre he utilizado estas habilidades, como el tiro con los dos pies y el cabezazo". Palabra del abanderado del primer gran Liverpool europeo.
El penalti que Clemence paró a Heynckes
El 3-0 no reflejó, sin embargo, mala imagen por parte del derrotado. El Borussia, liderado por el elegante Günter Netzer, dejó impronta de lo que era, un equipazo. Pero sufrió dicho castigo porque le faltó lo que sí tuvo su rival: pegada y solidez. El dominio de las dos áreas. Del primer gol de Keegan se pasó a un penalti por manos de Bonhof que Kleff paró al propio Keegan. Luego Jensen se topó con el poste y Keegan, acto seguido, aumentó la renta. El Gladbach, tocado, se sacudió el empuje inglés y mejoró. Netzer trazó el juego de pases al primer toque, Rupp y Heynckes combinaron y Wimmer cabalgó como buen potro. Aunque las desgracias continuaron. Lloyd sentenció y Clemence detuvo un penalti determinante a Heynckes con 3-0. La intervención del legendario portero estuvo a la altura de los tres goles de cara a obtener el primer título europeo de la historia del club. Clemence, del que Shankly dijo: "Está en el top 3 de Inglaterra junto a Gordon Banks y Peter Shilton". Weisweiler, al final, metió al prometedor Simonsen (20 años, fichado esta campaña junto a Jensen). Nada cambió. Clemence, Smith, Lloyd, Callaghan y Hugues elevaron la muralla para mantener el 3-0, al igual que lo hicieron en la vuelta tras el doblete de Heynckes que puso emoción hasta el final. El Liverpool se proclamó campeón. UEFA y Liga en la 1972/73 (primer equipo inglés que ganó el campeonato y una competición europea durante el mismo curso). La dinastía empezó con doblete.
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