Zaragoza 3-0 Chelsea: Peace and love

El mítico partido del peace and love. El Real Zaragoza sentenció al Chelsea en la ida de las semifinales de la Recopa con un inapelable 3-0, resultado decisivo para que los de Víctor Fernández estuviesen en la final de París (el gol de Aragón hizo buena la derrota por 3-1 en la vuelta en Stamford Bridge). El equipo blanquillo fue superior de principio a fin a los blues en La Romareda y los goles de Esnáider, por partida doble, y Pardeza pusieron el broche a una noche gloriosa. El 'sí, sí, sí, nos vamos a París' resonó en el feudo maño mientras los hooligans, encendidos por la humillación, la emprendieron a golpes con la policía en una cruenta batalla. La afición entonó el 'písalo, písalo' de Bilardo, entendido fonéticamente como 'peace and love' por los ingleses. La violencia, en cualquier caso, se cuenta que cesó a partir de ahí. Paz y amor. El Zaragoza campeón de la Recopa.

Gloria Bistrița, Tatran Prešov, Feyenoord y Arsenal cayeron en las fauces del campeón. Quedaron para la posteridad la remontada al Feyenoord (2-0) en los cuartos, el triunfo ante el Chelsea (3-0) que encaminó el pase a la final y, por supuesto, la heroicidad ante el Arsenal (2-1) con el golazo de Nayim cayendo desde el cielo parisino. La obtención de un título internacional puso la guinda a una magnífica progresión bajo la dirección de Víctor Fernández: permanencia en la Promoción de la 1990/91, finalista de la Copa del Rey de la 1992/93, campeón de la Copa del Rey de la 1993/94 y campeón de la Recopa de la 1994/95. Víctor, que a sus 34 años era el técnico más joven de La Liga, salvó al equipo maño del descenso y después lo instaló en la élite haciendo gala de un trato exquisito al balón. 

El Chelsea era un equipo sin alardes, situado en la zona media de la Premier League. Venía de una larga travesía por el desierto: descensos, ascensos, problemas económicos... No obstante, todo empezó a cambiar a raíz de la llegada de Glenn Hoddle como entrenador-jugador. El dos veces mundialista con Inglaterra y leyenda del Tottenham, en el afán de devolverle el brillo al Orgullo de Londres, trajo los primeros brotes verdes hacia el Chelsea actual. Con Hoddle, el Chelsea jugó de nuevo una final de la FA Cup (derrota por 0-4 ante el Manchester United), regresó a Europa tras más de 20 años de ausencia y llegó a las semifinales de la Recopa. Glenn se marchó para hacerse cargo de Inglaterra y la directiva continuó con el plan de entrenador-jugador. Gullit primero y Vialli después, ya rodeados de cracks, continuaron lo que Hoddle empezó y el Chelsea, tres años después de caer frente al Zaragoza, levantó la Recopa. Romanticismo antes de Abrahimovich. 

Ambos clubes ya tenían un prestigio internacional gracias a sus anteriores conquistas. El Zaragoza de Los Magníficos ganó la Copa de Ferias en la 1963/64; el Chelsea, la Recopa en la 1970/71. No obstante, este Zaragoza era mejor que el Chelsea y también tenía mucho más fútbol, tal y como quedó demostrado. "Hemos jugado con intención de lograr un resultado amplio pensando en la vuelta. Se ha conseguido nuestro objetivo" declaró un satisfecho Víctor Fernández. El Zaragoza hizo méritos para sacar incluso una renta mayor que 3-0. La escuadra londinense, por contra, apenas generó peligro y dijo prácticamente adiós a París. Solo una vez calentó los guantes de Juanmi y fue al final, dato definitorio del monólogo maño. El Zaragoza, por cierto, le jugó al Chelsea con pases largos y a un ritmo alto, sin pausa. Muy a lo Premier. Incluso dando una vuelta de tuerca a su estilo habitual de pases en corto, el conjunto aragonés superó al gigante inglés en todo: ataque, defensa, táctica, intensidad... Esnáider, como matador, y Nayim, como creador, destrozaron a la defensa adelantada de los blues. Por su parte, Furlong fue el mejor de un Chelsea gris como su camiseta, empequeñecido por las bajas de dos de sus mejores hombres, el mediocentro Wise y el portero Kharin.

Poyet, futuro jugador del Chelsea, rozó el gol nada más empezar el choque. Había predisposición a resolver rápido y se logró con dos goles antes de la media hora. El primero de Pardeza en el minuto 8. Nayim botó un córner, Aguado remató de cabeza directo a puerta y Pardeza, en boca de gol, vislumbró el Parque de los Príncipes. Impulsado por el gol y por el dominio, Esnáider marcó el segundo en el minuto 25. Nayim realizó un pase de calidad al argentino, este burló a su par con un excelente control de pecho y marcó de tiro raso de zurda a bote pronto. Obra maestra. El propio Esnáider pudo marcar otro antes del descanso, pero Hitchcock, sustituto de Kharin en el marco inglés, sacó su remate como pudo. Al Zaragoza le bastaban dos o tres pases para meterse en la cocina de Hitchcock. Aragón, Nayim y Poyet dirigían, Higuera y Pardeza desbordaban y Esnáider ejecutaba. El Chelsea, fiel a su fútbol de balones colgados, por contra, careció de ideas cuando adelantó las líneas. Hoddle dejó en el banquillo a Stein, autor del gol que dio el pase a las semifinales ante el Brujas, y salió con Furlong como único punta. El delantero centro estuvo desasistido; Rocastle, el más talentoso, no le alternativas de pase y Peacock estuvo más preocupado de defender que de atacar. 

El conjunto blanquillo se marchó al descanso ganando por dos goles de diferencia. Esnáider, al poco de iniciarse la segunda parte (minuto 58), anotó el tercero. Billete y medio para París. El ariete cazó un rechace a tiro de Pardeza tras un pase de Higuera. Tridente en estado puro. Esnáider, MVP del partido, sumó su séptimo gol en la competición (el octavo cayó en la final ante el Arsenal). El ex del Real Madrid trajo el delirio a La Romareda. Gritos de 'sí, sí, sí, nos vamos a París'. La alegría contrastó con el terror pertrechado por los hooligans en el fondo sur. El 3-0 prendió la mecha violenta. Policías y hooligans heridos, algunos evacuados en ambulancia. También hubo detenidos, asientos arrancados. La afición,  en un momento en el que un jugador blue estaba tendido sobre el terreno de juego, se acordó del mítico 'písalo, písalo' que dejó Bilardo a su paso por el Sevilla en Riazor. Los ingleses, por fortuna, creyeron escuchar 'peace and love' y de pronto, ya sea por la feliz confusión o por la intervención de la policía, cesaron las hostilidades. La prensa de Inglaterra, al día siguiente, alabó a los hinchas del Zaragoza y lamentó el comportamiento de los radicales británicos. Paz y amor. 

El Chelsea mejoró en el último tercio del partido. Cuando Glenn Hoddle, el entrenador-jugador, saltó al campo junto a Stein. Quien tuvo, retuvo. Hoddle y Stein dieron más mordiente al Orgullo de Londres. Del 4-5-1 al 4-4-2 con Stein y Furlong arriba. También Peacock pasó al centro, lo que propició que se hilvanaran jugadas por primera vez. Pero el Zaragoza, que siempre tuvo el partido bajo control, defendió la valiosa ventaja con uñas y dientes. Belsué, Aguado, Cáceres y Solana se mantuvieron inexpugnables durante los 90 minutos. Solo Furlong, casi al final, rozó el gol. El delantero londinense remató de tijereta y Juanmi, con una espectacular manopla, mantuvo el 3-0. El joven guardameta le había quitado el puesto a Cedrún, aunque una lesión de Juanmi ante el Sporting devolvió al once a Cedrún para la final frente al Arsenal. Todo fueron, en definitiva, buenas noticias en el 3-0 al Chelsea, excepción hecha de las tarjetas amarillas a Aguado y Poyet. Ambos, apercibidos de sanción, se perdieron la vuelta en Stamford Bridge. De poco importó. El Zaragoza iba para campeón. Tanta alegría hubo que el presidente Alfonso Solans se puso la camiseta blanquilla en los últimos minutos. La ocasión merecía saltarse el protocolo en el palco. Al término del encuentro, Víctor Fernández destacó a sus jugadores y a la afición en la consecución del 3-0: "París está más cerca, pero no podemos relajarnos porque todavía quedan 90 minutos. Tuvimos la gran virtud de dominar las dos parcelas, tanto la defensiva como la ofensiva. Ahí estuvo la clave. Nuestra afición ha vuelto a vibrar, ha jugado un papel importante". De La Romareda al Parque de los Príncipes pasando por Stamford Bridge. Recampeón.