Juan Carlos Valerón Santana jugó una única temporada en el Mallorca, la 1997/98. Una campaña con un doble significado. Para Valerón supuso su debut en Primera División. Para el conjunto bermellón, el retorno a la máxima categoría tras cinco años en Segunda. Tantas connotaciones desembocaron en un curso doblemente productivo: el canario se convirtió en una de las revelaciones y lanzó al Mallorca a la mejor temporada de su historia por aquel entonces. La Ensaimada Mecánica, este gran equipo dirigido por Héctor Cúper que a punto estuvo de ganar la Copa del Rey y de clasificarse para la Champions League, quedó quinto en la Liga, cayó en la final de la Copa ante el Barcelona en los penaltis y obtuvo el billete para la Recopa. La calidad de Valerón, la solidez del conjunto y la capacidad de lucha hicieron posible que este recién ascendido realizase tales proezas. Un Valerón que, por cierto, solo necesitó una campaña para ganarse la admiración de todo el país, entregado a la aparición del talentoso mediapunta de 22 años. La varita del mago de Arguineguín se desató, y de qué manera, en el Lluís Sitjar.
El presidente Bartolomé Beltrán invirtió unos 2.700 millones de pesetas en fichajes, cifra nada despreciable teniendo como meta inicial la permanencia. Después de lo que costó regresar a la división de honor, el máximo mandatario mallorquín apuntaló al plantel para no pasar apuros (hasta las previsiones más optimistas se superaron luego) y lo hizo fijándose en el mercado argentino, en descartes del Valencia y en jóvenes promesas como Valerón. Llegaron Héctor Cúper como entrenador, acompañado de Valerón, Roa, Iván Campo, Engonga, Romero, Mena, Amato, Moya, Ezquerro, Eskurza, Palhinha, Iván Rocha, Paco Sanz... Por lo que respecta al equipo del ascenso continuaron Stanković, Marcelino, Olaizola, Chichi Soler, Gálvez, Monchu, Kike Burgos, Carreras, Gálvez, David Castedo, Barbero y Xabier. Renovación para competir con garantías en la élite del fútbol español.
Valerón pasó por delante de Palhinha
Por Valerón se desembolsaron 325 millones de pesetas (el importe de la cláusula de rescisión) a Las Palmas. De esta forma, el Mallorca se adelantó al Real Madrid, Barcelona y Atlético, que seguían con creciente interés las evoluciones del joven valor. En tres años, El Flaco pasó de Segunda B a Primera: debut con el primer equipo de Las Palmas y ascenso a Segunda en la 1995/96, semifinales de la Copa y séptimo en Segunda con la Unión Deportiva en la 1996/97, y subcampeón de la Copa y quinto en Primera con el Mallorca en la 1997/98. El triple salto de un chico que llegó sin hacer ruido y se convirtió en toda una sensación. Valerón, en primer lugar, le arrebató el puesto al fichaje más caro del Mallorca en ese momento, el brasileño Palhinha, campeón de la Libertadores en tres ocasiones y de la Intercontinental en dos. Palhinha, un viejo deseo de Jesús Gil para el Atlético, costó 600 millones al club balear, el doble que Valerón. Sin embargo, el de Minas Gerais no fue el crack del São Paulo de Telê Santana, por lo que su estancia se redujo a apenas unos meses. La irrupción de Valerón, unido a la alarmante baja forma de Palhinha, provocaron la vuelta del enganche a Brasil en enero de 1998.
Jugó 47 de los 49 partidos de la 1997/98
El mago de Arguineguín entró en el once titular en la tercera jornada. A partir de entonces, ya nada ni nadie lo sacó de ahí. Tan indispensable se volvió que lo jugó todo. Solo se perdió dos encuentros en toda la temporada. Jugó 47 de los 49 partidos, 41 de ellos como titular, siendo el jugador bermellón que más partidos disputó empatado con el lateral izquierdo Quique Romero. Héctor Cúper transmitió a Valerón su absoluta confianza dándole continuidad, justo lo que precisaba para desarrollar su crecimiento, y El Flaco emergió como un diez clásico de depuradísima técnica. El toque elegante, el exquisito regate y la privilegiada visión le convirtieron en la bisagra que conectó la medular con la delantera. Un equipo como este Mallorca, sólido en el repliegue y rápido al contragolpe, se benefició de la clarividencia de Valerón en el rombo de un gran centro del campo, compuesto por Engonga como medio defensivo, Mena como interior derecho, Stanković como interior izquierdo y Valerón como mediapunta. Estos dos últimos, por cierto, fueron los máximos asistentes de la Ensaimada Mecánica en la Liga: Stanković repartió 10 asistencias, Valerón 7. El de Arguineguín, además, marcó un golazo maradoniano en el 4-0 al Athletic en el Lluís Sitjar. Tras dejar sentados a cuantos le salieron a su paso, hizo lo propio con Imanol Etxeberria para marcar, a puerta vacía, el gol de su vida. El momento que le catapultó y que define su paso por las Baleares.
El mejor Mallorca de la historia
El primer Mallorca de Cúper –el argentino también dirigió a los isleños de 2004 a 2006– batió registros merced a sus dos cursos antológicos, a cada cual mejor. Subcampeón de la Copa, quinto en la Liga y clasificado para la Recopa en la 1997/98. Campeón de la Supercopa de España, subcampeón de la Recopa, tercero en la Liga y clasificado para la Champions en la 1998/99. La Supercopa, lograda ante el Barcelona, fue el primer título bermellón; la final de la Recopa ante la Lazio, la única final europea del Mallorca; y la tercera posición, la mejor clasificación en la Liga, igualada en la 2000/01 con Luis Aragonés de técnico. Estos son los mejores años de la historia mallorquina, rubricados con 16 temporadas consecutivas en Primera. Pero todo empezó en la 1997/98, con el recién ascendido que sorprendió a propios y extraños. Tras un lustro en Segunda, el Mallorca se convirtió en la Ensaimada Mecánica en su regreso a la división de honor. Qué cerca se quedó de ganar la Copa y de meterse en la Liga de Campeones. De hecho, ocupó puestos de Champions durante tres jornadas seguidas –32, 33 y 34– en la recta final, pero acabó quinto. Asimismo, también realizó un sensacional torneo del KO. Se enfrentó al Barcelona en la final, la segunda tras la de la 1990/91, en la que el Atlético le derrotó 1-0 con un gol de Alfredo Santa Elena en la prórroga. Valerón, por su parte, jugó su primera final con 22 años. El canario optó a su primer título en su puesta de largo en Primera, cuando hace solo dos años que debutó con Las Palmas en Segunda B. La precocidad del talento.
La final de la Copa ante el Barcelona
Barça y Mallorca ofrecieron en Mestalla un partido disputado hasta el final. Stanković adelantó al conjunto bermellón en el minuto 6 tras una gran jugada de Amato por la derecha. Luego Rivaldo igualó en el minuto 66 y el partido acabó 1-1, con Mena y Romero expulsados en la recta final. Cúper dio entrada a Iván Rocha por Valerón, desfondado por el despliegue realizado, de cara a reforzar a la defensa. Los de Van Gaal tenían un escenario propicio para la prórroga. Pizzi y Giovanni se toparon con el poste, pero Amato también pudo marcar. El Mallorca, que seguía en pie, dio una lección de supervivencia al límite. Aguantó con nueve jugadores los 30 minutos adiciones y llevó la final hasta los penaltis. Allí Stanković tuvo el título. Roa paró el lanzamiento a Figo y si Stanković marcaba los de Cúper eran campeones. Pero el serbio la tiró fuera. Ahí estuvo la posibilidad de salir campeón. Al final, Hesp detuvo el lanzamiento decisivo a Eskurza y el Barça, tras 16 penaltis en la tanda, hizo doblete. Solo la lotería de los once metros pudo con un Mallorca ataviado con un coraza de acero. Las lágrimas cayeron sobre las mejillas de Valerón, que ese día sintió el lado cruel del fútbol. Al año siguiente, volvió a perder otra final copera con el Atlético de Madrid, por el que fichó en la siguiente temporada, ante el Valencia (0-3) de Claudio Ranieri en La Cartuja. Pero a la tercera se resarció a lo grande con el famoso Centenario de 2002. El de Arguineguín se proclamó campeón con el Deportivo ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, el mismo día que el club blanco cumplía 100 años. Este era ya un Valerón maduro. El del Mallorca, por su parte, era un joven prodigioso que entró en Primera como una exhalación. Tocado por la varita. La magia del Mallorca de Cúper de la 1997/98.
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