Infancia, ingreso en la cantera, debut con el primer equipo, primeros goles y títulos, salto a Europa...
Empezamos en Salto, a 425 km. de Montevideo. Allí nació el máximo goleador uruguayo de todos los tiempos. En el seno de una familia humilde y numerosa, con seis hermanos más. El pequeño Luis Alberto Suárez Díaz jugaba descalzo a fútbol, al tiempo que aprendía las primeras lecciones de este deporte en el Deportivo Artigas. Allí, como anécdota graciosa de un niño de 5 años, perdió una pelota por un perrito caliente en un partido. Luisito tenía el balón en su poder, pero vio a su hermano comiéndose la salchicha en la grada y fue directo hasta él para que le diera. Así se resume la feliz infancia de Luis en su Salto natal.
Pero un día la familia de Suárez abandonó Salto y se trasladó a Montevideo por motivos laborales. Luis, al que nunca le faltó el pan, inició una nueva etapa en el bullicio de la capital charrúa a sus 7 años. Otra ciudad, otra gente. Luis soportó burlas sobre sus orejas y dientes; también sobre su forma de hablar salteña, con palabras en desuso en Montevideo. Él, sin embargo, creó su propio caparazón y escogió el fútbol como medio de adaptación a la nueva vida. Suárez se fijaba en Chevantón y soñaba que jugaría en el Barcelona algún día... No obstante, antes debía de pasar por la Primera División de Uruguay. Para ello ingresó en la Cantera Inagotable del Club Nacional de Football, uno de los gigantes del país, tras un paso previo por el Urreta FC. Luis, hincha de Nacional, recorrió el primer paso de una juventud en la que el amor triunfó sobre las dificultades propias de la vida.
Luis Suárez (15 años) conoció al amor de su vida, Sofía Balbi (12 años), cuando una etapa de rebeldía amenazó a su futuro como futbolista: había sufrido la separación de sus padres, se negaba a acudir a los entrenamientos, salía por las noches y en la escuela tampoco cumplía con sus obligaciones. Nacional instó a Suárez a que le sacaría de la cantera si no entrenaba. Por situaciones como esta se han perdido por el camino miles de chavales con talento, pero Luis enderezó el rumbo gracias a Sofía. Ella le salvó. Le inculcó que no era un zoquete –como él creía– y le animó a que podía llegar a donde se propusiera. Luis cambió de comportamiento a partir de entonces. Por otro lado, el amor que unió a la joven pareja ni siquiera se rompió cuando ella se fue a vivir con sus padres a Barcelona. Lloraron y se despidieron entre lágrimas, pero ello dio una determinación inquebrantable al delantero. Al sueño personal de jugar en Nacional se unió otro. Cruzar el charco. Para estar con Sofía debía de dar el salto a Europa, por lo que se preparó a conciencia para llegar al primer equipo y triunfar.
Debut agridulce en Barranquilla
Luis Suárez compareció por primera vez con el primer equipo en un amistoso ante el Vitória de Guimarães (2-2) el 21 de agosto de 2004. El de Salto, que salió como titular, marcó su primer tanto con Nacional en este bolo veraniego que acabó en empate. 17 años tenía la promesa Tricolor. Pese a que no contase como oficial, ese estreno con gol cargó de moral al ariete y le hizo recordar esos duros momentos en los que creía que no llegaría. A 1100 km. de Barcelona (los que separan Guimarães de la Ciudad Condal), Luis supo que su destino y el de Sofía estaban más cerca. Sin embargo, aún tuvieron que esperar un tiempo para que este jardín de amor floreciera en su máxima expresión.
El joven delantero continuó formándose en las divisiones inferiores de la Cantera Inagotable y, mientras esperaba el estreno oficial, disputó unos minutos simbólicos en otro amistoso con el primer equipo ante la Selección de Lavalleja. Hasta que, ahora sí, a la tercera llegó la vencida: el debut en partido oficial. Llegó el 8 de mayo de 2005, con 18 años. Martín Lasarte –el técnico que hizo debutar a Suárez con Nacional y a Griezmann con la Real Sociedad– emplazó a El Pistolero (sustituyó una baja de última hora) para enfrentarse al Junior de Barranquilla en la segunda fase de la Copa Libertadores. Luisito entró por Sebastián Vázquez en el 76' y actuó de extremo derecho. Pese a la intensidad que le puso Suárez, Junior infligió una dura derrota al Bolso (3-2). Nacional quedó eliminado de la Libertadores. El KO empañó el estreno de Luisito, aunque no ese sueño de la infancia de debutar con el equipo de su corazón.
El interés de Lendoiro
Nacional realizó en el verano de 2005 una gira de pretemporada por España. Martín Lasarte, ante las bajas de varios delanteros, probó a Luis Suárez en estos amistosos de cara a darle un rol importante en el campeonato uruguayo. El entrenador desveló una charla con Ricardo Perdomo, técnico de las inferiores, sobre Luis: "Le pregunté que jugador había para subirlo. Me miró y me dijo: subí a Suárez, no vas a fallar". Lasarte siguió la recomendación y, en efecto, acertó. De pleno.
Luis Suárez, en los partidos por España, dejó un gol de semichilena a Antonio Notario en un Sevilla 3-2 Nacional en el Trofeo Ciudad de Ronda. Dos días después, durante el Teresa Herrera de 1985, se enfrentó al Deportivo de La Coruña (2-1) y cuajó una excelente actuación, pese a la derrota Tricolor. Augusto César Lendoiro, el presidente blanquiazul, llamó a Martín Lasarte –ex jugador del Dépor– para interesarse por la situación de Suárez, pero la operación no se concretó. El delantero pudo jugar en La Coruña antes que en la Eredivisie. Sin embargo, el destino le reservó un lugar en la historia de Nacional.
Del gol al Paysandú a los tantos decisivos
El primer gol de Luis Suárez en partido oficial se produjo el 10 de septiembre de 2005. En el 5-0 de Nacional a Paysandú, de la tercera jornada del Apertura de la 2005/06. El de Salto estrenó su cuenta un minuto después de su ingreso en el campo: salió en el minuto 80 y marcó en el 81. El tanto vino precedido de un remate de chilena al larguero del propio Suárez. Este recogió el segundo rechace y, en boca de gol, batió al arquero de fuerte disparo. El Pistolero desenfundó delante de la hinchada bolsilluda, en el mítico Gran Parque Central. Con los años este momento adquiere mayor valor, tal y como recuerda el salteño: “Luego del gol salí corriendo a festejarlo con toda la emoción que se siente por hacer el primer gol con Nacional, el club del que siempre fui hincha, el que me hizo crecer y al cual siempre le voy a estar agradecido”.
Después del estreno anotador, Luis atravesó una interminable racha de dos meses sin marcar. Once partidos consecutivos sin ver puerta. El delantero se maldecía por fallar tantas ocasiones. A la afición también le entró cierta impaciencia con él. Pero no a Martín Lasarte. El técnico transmitió su confianza al joven valor y le recordó que solo tenía 18 años. Que los goles llegarían. Y llegaron, por supuesto. El atacante se hizo fuerte ante la adversidad, como siempre hizo, y empezó a destacarse como un valor importante en los éxitos del equipo. No en vano, los 12 tantos de Suárez fueron claves para la consecución del Uruguayo de la 2005/06. Luis, además, marcó dos goles en la definición del campeonato ante Rocha, uno en la ida y otro en la vuelta. Si nos atendemos al cómputo global del ariete, este conquistó tres trofeos nacionales (Uruguayo 2005/06, Clausura 2005/06 y Uruguayo 2005/06) y marcó 15 goles en 48 partidos. Pese a que aún estaba lejos de las cifras de goles de la Premier y de La Liga, ya se intuyó el crack en el que se convertiría.
El pasaje hasta el amor de su vida
Suárez apenas jugó un año en su primera etapa en Nacional, desde que se hizo con la titularidad hasta el momento de su partida en 2006. Los clubes europeos ya arrancaban a las promesas sudamericanas cada vez antes de sus nidos: los implacables efectos del fútbol moderno. Sin embargo, para Luis Suárez y Sofía Balbi el tiempo que estuvieron alejados se hizo eterno. Ya con el fichaje de Luis por el Groningen, Sofía se trasladó a vivir con él a Países Bajos. Desde entonces se han mantenido unidos y han formado una familia que simboliza su unión. Tienen tres hijos: Delfina, Benjamín y Lautaro.
Detrás de la fachada de chico malo se esconde un tipo entregado a los suyos. Sofía volvió a ayudarle a salir de la oscuridad, sobre todo en las que veces que mordió a los adversarios. Después cumplió el sueño de jugar en el Barcelona junto a su amigo Leo Messi y ganó la Liga con el Atlético de Madrid, su penúltimo club. Este verano Suárez deambuló sin equipo y con muchos pretendientes. Nacional puso en marcha la maquinaria para su regreso y consiguió que El Pistolero vuelva a casa. Un fichaje romántico en los tiempos del fútbol-negocio. La de Suárez, en definitiva, es una historia de amor con Sofía Balbi como motor.
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Pablo (miércoles, 29 diciembre 2021 15:02)
En las inferiores de Nacional comía banco a más no poder, era suplente de dos goleadores históricos de las inferiores Cauteruccio y Fornarolli. Es ejemplo, no hay que abandonar y seguir y seguir y ... así es la vida.
Elisa (jueves, 24 marzo 2022 02:29)
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