Este Castellón quedó subcampeón de Copa y quinto en La Liga
Aquel gran Castellón de la 1972/73 de Planelles, Del Bosque, Clares y Babiloni, entre otros, se ganó el derecho de ser considerado como el mejor de la historia albinegra. No en vano, este Castellón alcanzó la final de la Copa y obtuvo la quinta plaza en la Liga. También dejó un triunfo enmarcado en letras de oro: un 4-0 al Barcelona en un viejo Castalia abarrotado. Los orelluts arrollaron a un Barça que llegó como líder y como equipo menos goleado. Planelles, por partida doble, Clares y Tonín anotaron los cuatro goles de los de Lucien Muller. El Barcelona, desconocido, encajó el mayor castigo del curso y empezó a perder una Liga que se le escapó. Sin Paco Gallego, la defensa hizo aguas ante un Castellón desatado. Rinus Michels salió con cinco atrás, pero no le funcionó. Ni tampoco en ataque se encontraron soluciones. La paliza escoció tanto que numerosos hinchas culés abandonaron Castalia antes del final y lanzaron almohadillas al campo en señal de protesta.
Antes de iniciarse la 1972/73, Lucien Muller predijo que podían quedar entre el séptimo y el octavo. Al entrenador francés le tildaron de loco. Un recién ascendido que había vuelto a Primera tras 25 años aspiraba, como mucho, a la permanencia. Muller, sin embargo, se quedó corto. Tras acabar la primera vuelta dos puntos por encima del descenso, el Castellón se quedó a un puesto de Europa y disputó la final de Copa (cayó ante el Athletic). En la segunda vuelta, Del Bosque, Planelles y Clares sacaron el fútbol que llevaban dentro y se vio la verdadera esencia de este grupo. Lo logrado adquirió mayor valor al tratarse de la campaña que el club celebraba sus bodas de oro.
El partido ante el Barcelona llegó, por lo tanto, en plena progresión ascendente. Se disputó en la jornada 28, un 8 de abril de 1973, a siete fechas para el final de la Liga. La afición llenó el viejo Castalia y se colgó el cartel de no hay billetes por primera vez. Se habilitó, incluso, una grada supletoria ante la demanda creciente de entradas. Se registraron unos 25.000 espectadores, 2.000 de ellos azulgranas, según las crónicas. El Castellón, en medio de este ambiente tan festivo propio de un domingo futbolero a las 17:00h., salió al campo con el siguiente once titular: Corral; Figueirido, Cela, Babiloni, Ferrer; Cayuela, Del Bosque; Tonín, Planelles, Félix; y Clares.
Había también expectación por ver en acción al Barcelona, inmediatamente anterior a la llegada de Johan Cruyff. Los de la Ciudad Condal llegaron como primeros (puesto que ocuparon durante la mayor parte del campeonato) y como los menos goleados, con 13 tantos encajados en 27 partidos. Rinus Michels, en su segunda temporada en Can Barça, estaba más cerca de ganar una Liga que se resistía desde la 1959/60. ¡13 años! Y, esta vez, tampoco pudo ser. El revés de Castalia influyó en el desenlace posterior. Se perdió el liderato ante el Castellón y, aunque se recuperó una jornada después, el título paró a las vitrinas del Atlético de Madrid. La Liga llegaría por fin al curso siguiente. Ya con Cruyff.
Sobre Rinus Michels cayó parte del peso de la crítica. En primer lugar, por alinear a este once con cinco defensas: Reina; Rifé, Torres, De la Cruz, Cortés, Laredo; Martí Filosia, Zabalza; Asensi, Juanito y Cos. El neerlandés sabía de la solidez como local del Castellón, así que, teniendo también en cuenta la importante baja de Paco Gallego, se blindó con cinco atrás. El once blaugrana sorprendió incluso a Lucien Muller: "Cuando vi la alineación pensé que venían a por el empate, que esta era su meta más ambiciosa". Michels, en cambio, defendió su idea incluso después del 4-0: "Esta alineación era para mi la más idónea: he jugado con cinco delanteros y cinco defensas, con equilibrio normal". Para el neerlandés todos atacaban y defendían en un intercambio de posiciones. El fútbol total; sin noticias del mismo en Castalia. Al Barcelona le faltó contundencia (se notó la ausencia de Gallego, sí) y profundidad en el ataque.
Lección ofensiva del Castellón al Barcelona
El Barcelona, en cualquier caso, salió con un planteamiento defensivo en torno a sus cinco zagueros. El Castellón, por contra, sí jugó un fútbol ofensivo. Atacó mucho y bien. Muller no renunció a sus ideales ni ante los grandes: "No nos gusta defendernos por el simple hecho de buscar el empate a cero. Hay que aspirar a algo más. El fútbol es espectáculo". La apuesta por la estética tuvo su premio con esta goleada, refrendada con un control absoluto en casi todas las fases del partido bajo la batuta de los madridistas Del Bosque (23 años) y Juan Planelles (22 años), cedidos por el Real Madrid a los de la capital de la Plana.
Antes del primer gol, el árbitro Rigo Sureda se tragó un penalti de Laredo sobre Clares. Esta acción, sin embargo, no distrajo a los de la Plana. El conjunto orellut prolongó sus llegadas ante un Barcelona que, por el contrario, no amenazó la meta de Corral en el primer tiempo. Lo que jamás hubiesen imaginado los aficionados albinegros es que iban a celebrar tantos goles. El primero llegó en el minuto 21. Toño De la Cruz cometió una falta lejana sobre Clares. El propio delantero lanzó directo a puerta y sorprendió a Miguel Reina, el padre de Pepe Reina. Los protestas de los jugadores culés por el primer tanto –entendieron que era libre indirecto– desembocaron en tarjetas amarillas para Reina y Martí Filosia. Clares, por cierto, participó en tres de los cuatro goles: aquí se ganó su fichaje por el Barça para la siguiente temporada. El delantero apareció de nuevo en el segundo gol, de Planelles, al borde del descanso. Clares lanzó un corner, Félix peinó de cabeza y Planelles superó a Reina. 2-0, minuto 45. Gol psicólogico que reforzó a los orelluts y trazó una barrera para el líder. "Mis jugadores estuvieron bien hasta el primer gol, este tanto influyó. Después del segundo, bajaron moralmente" afirmó Michels.
Rinus Michels agotó los dos cambios tras el descanso. Entraron Pérez y Marcial por Rifé y Torres. Adiós a la defensa de cinco. El 2-0 obligaba a atacar sin contemplaciones: "Después del descanso, fuimos al todo o al nada. Las cosas, en estas circunstancias, pueden salir bien o, por el contrario, la derrota puede ser todavía mayor, como así ha sido" afirmó Michels. Se cumplió lo segundo: el Castellón aprovechó los espacios que dejaron las líneas adelantadas azulgranas para sellar el 4-0 por medio de Tonín y Planelles. Tonín aprovechó una perdida de De la Cruz para escaparse ante Reina y batirle de fuerte disparo en el 3-0; Planelles cerró la cuenta tras un corner botado por Clares. Muller exprimió al máximo la pizarra. Tres de los cuatro goles fueron a balón parado. Planelles, por su parte, mostraba un brillante porvenir. Brilló tanto de organizador como llegador, tal y como demostró con su doblete.
Con los ánimos visitantes encendidos, numerosos hinchas culés abandonaron el estadio antes del final y llenaron el campo de almohadillas como protesta por la abultada derrota. Por este motivo el partido se detuvo durante cinco minutos. Se vieron, incluso, carnets de socio rotos en las cercanías del estadio. La goleada escoció y de qué forma. En este contexto, ¿qué cabía esperar de los azulgranas con 4-0 en contra? Ya sea por la bronca o por el amor propio, el Barcelona atacó con rabia en los últimos minutos, buscando maquillar el resultado. Una doble ocasión de Marcial y Asensi fue la mejor opción de los de la Ciudad Condal en todo el partido. Marcial disparó al palo y Asensi, que recogió el rechace, disparó fuera por milímetros con Corral ya vencido. El Castellón, sin embargo, resistió y dejó la puerta a cero gracias al trabajo defensivo de Cela, Babiloni y Corral. El conjunto orellut se despidió entre tracas y una sonora ovación. Histórico 4-0.
Lucien Muller se mostró exultante al término del partido. Lo que lograron ese día ocupa un lugar privilegiado en la casi centenaria historia del Castellón: "Cuatro goles al Barcelona son muchos. Es una victoria muy meritoria frente al líder. Sus jugadores han luchado, pero no han podido con un Castellón superior. No es cierto que tengan una defensa floja: nos ha costado mucho marcar". Por el contrario, Agustí Montal, presidente del Barcelona, se mostró contrariado por la mala imagen: "El equipo no ha demostrado nada. No encuentro justificación por la derrota".
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