Noche memorable en la Nova Creu Alta bajo una intensa lluvia, cuyo incesante goteo acompañó al CE Sabadell a una épica remontada ante el Real Madrid en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey de la 1987/88. Hugo Sánchez y Martín Vázquez adelantaron a los de Leo Beenhakker en la primera parte. El Sabadell le dio la vuelta con tres goles en diez minutos de Vinyals, Sala y Villarroya en una segunda parte de recital arlequinado. El conjunto lanero, de esta forma, llegó con 3-2 de ventaja al Santiago Bernabéu y el Real Madrid necesitó de la prórroga para eliminar a un Sabadell de matrícula de honor. Los de Toño de la Cruz lamentaron tres acciones arbitrales en contra que fueron decisivas en la eliminatoria.
Esta temporada, la 1987/88, es la última de los saballuts en Primera División hasta la fecha. Las penurias en la Liga (ocupando los puestos de descenso directo desde la jornada 7 hasta el final) propiciaron la pérdida de la categoría. Por contra, en la Copa vimos una cara distinta del conjunto barcelonés. En los dieciseisavos eliminó al Figueres en los penaltis, en los octavos al Betis con un gol de Pinki en el Benito Villamarín y en los cuartos puso contra las cuerdas al Real Madrid. Más mérito si cabe, ya que el Sabadell se enfrentó como colista a una versión tan hegemónica como armónica del líder. El Madrid de la Quinta del Buitre ganó la tercera de sus cinco ligas consecutivas en esta campaña, con Leo Beenhakker impulsando la escuela neerlandesa en la casa blanca.
Beenhakker alineó en la Nova Creu Alta a Buyo; Mino, Tendillo, Sanchís, Camacho; Solana, Janković, Muñoz Pérez, Martín Vázquez; Paco Llorente y Hugo Sánchez. Sin Butragueño y Gordillo en la convocatoria y con Míchel y Chendo de suplentes, pero con un equipo lo suficientemente fuerte. Por su parte, Toño de la Cruz (sustituyó a Pepe Martínez en el banquillo del Sabadell) presentó el siguiente once titular: Manzanedo; Saura, Fradera, Maestre, Maestre; Perico Alonso, Vinyals, Lino; Zamora, Kitanovski y Rubio. El Sabadell salió con todo. Rotaciones las justas por entonces.
La victoria sobre el Real Madrid supuso una sorpresa considerable: como un colista con problemas de gol pasó por encima del destacado líder. Este resultado difícilmente se hubiese producido en La Liga a raíz de la inercia de ambas escuadras (el Madrid ganó 0-2 al Sabadell en el jornada 11 con goles de Hugo Sánchez y de Butragueño). Sin embargo, la Copa ofrece guiones distintos. Imprevisibles y emocionantes a partes iguales. Encima, que el césped estuviese embarrado a causa de la lluvia rescató el fútbol de barro de antaño a esta noche copera de principios de enero de 1988.
Del 0-2 del Real Madrid
El Real Madrid controló la primera parte; después le penalizó el exceso de confianza unido a una condición física justa después de los turrones navideños. Aún así, la pegada del Madrid le dio para ponerse 0-2. El Pichichi Hugo Sánchez acudió fiel a su cita con el gol en el minuto 9. Con remate de chilena y voltereta posterior en la celebración. Acción muy del mexicano. El gol, sin embargo, vino precedido de un posible fuera de juego que el juez de línea no apreció como tal. Primera polémica.
Tras el primer gol, el Sabadell reaccionó y se acercó con peligro sobre las inmediaciones de Paco Buyo. El portero evitó el empate en dos buenas acciones individuales de Fradera y Rubio. Y del posible 1-1 se pasó al segundo gol del Real Madrid en el minuto 32. Lo marcó Martín Vázquez de falta. Hugo Sánchez ejecutó en corto y Rafa disparó raso y cruzado, superando la estirada de Manzanedo tras tocar el balón en la barrera. El Madrid, con 0-2, controló hasta el final de la primera parte, al que se llegó con la eliminatoria aparentemente encarrilada... Eso creyó Beenhakker. Hugo Sánchez se quedó en la caseta y entró Santillana. Ya nada volvió a ser igual para los de Concha Espina.
Al 3-2 del Sabadell
El Sabadell salió con aires renovados y ofreció sus mejores minutos tras el descanso. Así selló la proeza con tres goles en diez minutos: Vinyals (66'), Sala (75') y Villarroya (76'). Perico Alonso asistió a Vinyals en el 1-2, el macedonio Kitanovski participó en los dos últimos goles y Villarroya, que había sustituido a Zamora, aprovechó un error de Buyo para certificar la remontada. El meta gallego sufrió las consecuencias de un terreno de juego embarrado y de un balón empapado en el 3-2: salió del área pequeña a por el balón, este se le escurrió de las manos, tropezó y Villarroya le ganó la partida.
Buyo, por cierto, fue el mejor de los blancos. Encajó tres goles, pero evitó otros de Zamora, Lino y Perico Alonso en plena tormenta perfecta –nunca mejor dicho– del Sabadell. El combinado de De la Cruz arrolló al Madrid en la segunda parte. Encontró el fondo de las mallas en tres ocasiones, aunque bien pudieron ser más. El cuarto pudo haber llegado al final en un penalti no señalado sobre Perico Alonso. Por su parte, de la segunda parte del Real Madrid solo cabe destacar el debut de Albert Aguilà con 17 años en Primera División. El que también fuera delantero del Logroñés y Osasuna, entre otros, entró por Paco Llorente a cinco minutos del final, ya en pleno declive madridista.
La eliminación y la mala fortuna arbitral
Los aficionados que asistieron ese día a la Nova Creu Alta aún recuerdan este partido hoy en día. Lo mucho que disfrutaron a pesar de la pulmonía. Estos mismos hinchas, sin embargo, también crisparon sus gargantas por sus gritos contra Martín Navarrate. Hubo tres acciones con peso decisivo en la eliminatoria: el dudoso gol de Hugo Sánchez, el penalti no señalado a Perico Alonso y el gol fantasma de Zamora en la vuelta que no subió al marcador (Míchel la sacó de dentro de la portería). El Sabadell se quedó sin ese tanto en el Santiago Bernabéu que, probablemente, le hubiese clasificado. Después Santillana igualó en la recta final y Paco Llorente dio la clasificación a los merengues en la prórroga. El Sabadell dijo adiós a la Copa del Rey y se quedó a un paso de la semifinales. Dejó dos partidazos ante el Madrid de la Quinta (en especial el de la Nova Creu Alta) y lamentó los errores de Martín Navarrete en la ida y de Taboada Soto en la vuelta.
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