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Sueños europeos de verano

Presentación del Espanyol 1987/88, subcampeón de la Copa de la UEFA

Un rubio de Barakaldo de 37 años, ganador de dos Ligas, una Copa y una Supercopa con el Athletic, lanzó al RCD Espanyol desde el banquillo. Sacó al conjunto blanquiazul de la zona media de Primera División y lo llevó a una final europea por primera vez en su historia. En su primera temporada, Javier Clemente igualó la mejor clasificación en la Liga del Espanyol con la tercera plaza, solo por detrás del Real Madrid de la Quinta del Buitre y del FC Barcelona de Terry Venables. Para la nueva campaña, la Copa de la UEFA se presentaba como un estímulo especial para la escuadra periquita, ausente en las competiciones internacionales desde la 1976/77. Todo ello propició que el estado de optimismo se instalara en todas las esferas, tal y como se comprobó en la presentación del equipo en Sarrià aquel agosto de 1987. Tanta confianza tenía aquel grupo dirigido por Clemente que se habló de ser campeones. Y lo que empezó como un sueño casi se hizo realidad. El Espanyol rozó la UEFA. Entre tanta épica llegó la debacle. El título se esfumó en la final ante el Bayer Leverkusen, pero el recuerdo siempre perdurará. Glòria als herois.

 

Borussia Mönchengladbach, Milan, Inter, Vítkovice y Brujas cayeron en el muro de cemento de Clemente. Destacaron las victorias ante el Milan de Sacchi (0-2), el Inter de Trapattoni (1-0) y la gran remontada al Brujas (3-0) en las semifinales. En la final, a doble partido, el Espanyol ganó 3-0 al Bayer Leverkusen en la ida en Sarrià con dos goles de Pipiolo Losada y uno de Nanu Soler. Los de Clemente sorprendieron una vez más. Casi campeones. De hecho, la prensa catalana empezó a trabajar en las ediciones especiales del título. Pero llegó la vuelta y el Leverkusen –apelando al espíritu alemán de jamás rendirse– sumió a los pericos en una pesadilla. El equipo de la aspirina igualó el 3-0 y se llevó la UEFA en los penaltis (3-2). La derrota se cebó en su vertiente más dura con un Espanyol que mereció más por tan distinguido papel. 

 

Las vibrantes noches de competición europea empezaron a cocerse en el verano. En la presentación. Este tipo de acto –tristemente olvidado en el fútbol moderno– suponía un ejemplo de cercanía con los aficionados: aumentaba la sinergia entre la plantilla y los hinchas, los verdaderos protagonistas. Si encima los resultados acompañaban aún resultaba más beneficioso, ya que aumentaba la moral y cohesión. Es lo que ocurrió con la puesta en escena del Espanyol 1987/88. Se intuía que podía ocurrir algo grandioso. Antonio Baró, Javier Clemente y Manuel Zuñiga avisaron. La tercera plaza estaba genial. Pero se quería más. Un título

 


Baró: "Clemente es el mejor fichaje"

Presidente del Espanyol entre 1982 y 1989. También fue el máximo dirigente de la Liga de Fútbol Profesional de 1984 a 2001, hasta su fallecimiento.

 

Antonio Baró Armengol vivía su mejor momento como presidente perico en 1987, su quinto año al frente de la entidad. Baró expresó su deseo de dar lo máximo en las tres competiciones: "Nos espera un camino difícil con la Liga, la Copa del Rey y la Copa de la UEFA, que hacía unos años que no disputábamos. Iremos a por todas en las tres competiciones. Ese es el deseo de los jugadores y de la junta directiva que presido". También ensalzó la labor de Javier Clemente, al que calificó como "el mejor fichaje que ha podido realizar el equipo"

 

 

 

Clemente: "Espero lograr que el Espanyol sea el equipo número uno de la nación"

"Espero lograr en breve plazo que el Espanyol sea el equipo número uno de la nación". Mientras pronunciaba estas palabras, Sarrià enloqueció con el de Barakaldo, el más aclamado de todos. Los hinchas interrumpieron varias veces su discurso con aplausos. Ídolo. Clemente agradeció el afecto y resaltó la importancia de la afición en el dulce momento del equipo: "Sin vosotros no hubiésemos conseguido nada"


Clemente dejó clara su ambición: ¡Ganar la Liga! Pero el avance en Europa varió el plan. Todo por la UEFA. Y lo cerca que estuvo... Sin embargo, ello provocó una factura en las competiciones domésticas. El Espanyol quedó decimoquinto en la Liga, dos puntos por encima de la Promoción de descenso, y en la Copa el Barcelona eliminó a los periquitos en los octavos de final. 

 

Javi construyó el Espanyol a su imagen y semejanza. Ordenado, correoso, físico y vertical. El vasco tuvo muchísimos aciertos y algún error. Igual que dejó al Espanyol a un paso de ganar la UEFA (con enormes lecciones de pizarra ante Sacchi y Trapattoni) se equivocó en varias decisiones. Se le achacó un planteamiento conservador, la suplencia de Txingurri Valverde y la ausencia de Lauridsen en la vuelta de la final ante el Leverkusen. Para lo bueno (amplia mayoría) y para lo malo el Espanyol fue clementista hasta las últimas consecuencias

 

 

 

Manuel Zuñiga: "Mejorar significa ser campeones"

Portó el brazalete de capitán del Espanyol en la histórica UEFA. Centrocampista todoterreno, jugador de equipo. Destacó por su regularidad. Importante dentro y fuera del terreno de juego. 

 

Cuando cogió el micrófono en la presentación, siguió en la misma línea que Clemente a la hora de establecer el objetivo: "Queremos mejorar en todos los aspectos y hacerlo significa ser campeones". Alto y claro.

 

Zuñiga se perdió la ida de la final ante el Leverkusen por sanción. Clemente le dejó en el banquillo en la vuelta, salió en la segunda parte y sufrió el desenlace fatídico. Se quedó sin levantar la Copa de la UEFA. Como capitán. A final de temporada puso fin a casi una década en el Espanyol. Fichó por el Sevilla. 

 


FICHAJES

Tres vascos y un Pipiolo, los refuerzos de Clemente para la 1987/88. Urquiaga, un lateral derecho potente; Zubillaga, un medio no exento de técnica; Echevarría, portero menos goleado de Segunda en la pasada campaña; Losada, una de las mejores promesas del fútbol español, al que Clemente denominó pipiolo (y así se le quedó como apodo). Losada, Urquiaga y Zubillaga fueron importantes para Clemente. Por contra, N'Kono y Meléndez dejaron en un segundo plano a Echeverría, que salió a Las Palmas como cedido. 

 

ALTAS: Urquiaga (Athletic), Zubillaga (Real Sociedad), Echevarría (Sestao) y Losada (Real Madrid). 

 

BAJAS: Ibánez (Sestao), Cristo (Girona), Patón (Hospitalet), Robi (Elche), García Pitarch (Figueras) y Echevarría (Las Palmas). 


LA PLANTILLA

 

PORTEROS: N'Kono, Meléndez y Echevarría.

 

DEFENSAS: Job, Urquiaga, Eloy Pérez, Gallart, Francis, Miguel Ángel, Miquel Soler, Patón y Txelis. 

 

CENTROCAMPISTAS: Zubillaga, Iñaki, Golobart, Zuñiga, Orejuela, Lauridsen, Tintín Marquez.

 

DELANTEROS: Ernesto Valverde, Mauri, Losada, Pineda, Pichi Alonso y Álex García. 

 

Clemente contó con un grupo equilibrado. Jugadores experimentados (N'Kono, Pichi Alonso, Lauridsen, Urquiaga...) y promesas a tener en cuenta (Valverde, Soler, Losada, Pineda). El once quedó definido a partir de sus variantes. N'Kono bajo palos; Urquiaga (a veces actuó en el centro del campo) o Job en el lateral derecho; Gallart, Francis, Miguel Ángel y Txelis para el centro de la defensa; Miquel Soler como indistutible en el lateral izquierdo. Para el centro del campo un grupo de medios físicos, compuesto por Zuñiga, Iñaki, Golobart o Orejuela, u otros de corte creativo, como Lauridsen (el fútbolista de más calidad de la plantilla), Zubillaga y Tintín Márquez. Y, por último, distintas alternativas para la delantera: Ernesto Valverde, Pichi Alonso, Losada y Michel Pineda. El Espanyol subcampeón de la UEFA desde dentro. 

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