Hay tipos capaces de inventar lo inimaginable en momentos cruciales. Aún conscientes de que se les etiquetará como héroes o villanos según el resultado. Nuestro bigotudo protagonista llevó a cabo su obra, con tanta convicción como inspiración, en el penalti decisivo de la final de la Eurocopa de 1976 entre Checoslovaquia y la República Federal de Alemania (RFA). Lo previsible se presumía el disparo potente. Antonín Panenka, sin embargo, encontró el gol mediante el factor sorpresa hecho genialidad. Batió a Sepp Maier picándola de forma suave por el centro de la portería, con el guardameta vencido al costado izquierdo. Un pase a la red desde los once metros, algo nunca visto por entonces. Así nació y se inmortalizó una forma única de lanzar las penas máximas: el penalti a lo Panenka. Para mayor grandeza, dio la Eurocopa a Checoslovaquia y acabó con el ciclo glorioso de la RFA setentera, campeona del Mundial de 1974 y de la Eurocopa de 1972.
Checoslovaquia, sorprendente campeona, rompió los pronósticos de la Eurocopa de 1976. Las favoritas cayeron en sus fauces de principio a fin. En primer lugar, dejó atrás a Inglaterra, Portugal y Chipre en una primera fase a modo de liguilla. Después superó a la Unión Soviética en los cuartos en una eliminatoria a doble partido. Las dos últimas rondas se disputaron en fase final en uno de los cuatro países supervivientes: Yugoslavia acogió la edición de 1976. En las semifinales, Alemania Federal superó a la anfitriona y Checoslovaquia eliminó a Países Bajos; en ambos casos se precisó de prórroga. Tras un partido durísimo ante la Naranja Mecánica de Johan Cruyff, se completó la gesta ante Alemania. Švehlík y Dobiaš pusieron 2-0 a Checoslovaquia en la primera parte. Dieter Müller marcó antes del descanso y Hölzenbein estableció el 2-2 en el último minuto. No hubo goles en la prórroga y Checoslovaquia venció 5-3 en los penaltis. Uli Hoeness falló su lanzamiento y, a continuación, Panenka llevó la Eurocopa a la antigua Bohemia. Checoslovaquia se cargó a los dos finalistas de la Copa del Mundo de 1974, cuando todo estaba preparado para la venganza de Países Bajos ante la RFA.
Origen y curiosidades del penalti
Panenka viralizó su obra el 20 de junio de 1976 en el Pequeño Maracaná. Ese día el mundo conoció el penalti de Panenka, sin embargo, este empezó a gestarse dos años antes. Lo practicaba en los entrenamientos del Bohemians junto al portero Zdeněk Hruška, tal y como desveló en la revista Panenka: "Nos apostábamos chocolate y cervezas. Hruška era tan bueno que casi siempre me ganaba. Una vez pensé en tirarlo centrado y flojo, que sorprendería al portero tirado a un lado". Así se originó el famoso penalti y luego Panenka lo trasladó a los partidos: "Primero en amistosos, luego en la liga checoslovaca y ya después con la Selección". La primera vez que lo tiró fue, precisamente, en la final de la Eurocopa: "Desde dos meses antes sabía que lo tiraría así. Estaba seguro de que lo marcaría, lo que no tenía previsto es que fuera en la final. Tiré unos 30 penaltis así y sólo erré uno". Pillo por sorpresa a Maier. ¿Y qué hubiera pasado de haberlo fallado? "Habría dañado al comunismo. Era una cuestión de política. No me hubiesen dejado seguir jugando, hubiera trabajado en una fábrica". Pero acertó y el fútbol continuó disfrutando del medio checo. El penalti le catapultó. Pero eclipsó, en cierto modo, al personaje. Al excelente futbolista que había detrás.
Cuando el balón ganó al corazón
La vida del Antolín adolescente transcurrió junto al balón en las calles de Praga. Sus amigos se pedían ser sus ídolos del Sparta y del Slavia. Antonín no. Él decía que era Didí: por lo prendado que quedó al ver al inventor de la folha seca en una fotografía en blanco y negro. Asimismo, su otro referente fue el genial Josef Masopust, Balón de Oro en 1962. Masopust, de hecho, influenció a Panenka con consejos sobre el juego. De ahí salió, en buena medida, el centrocampista de corte creativo y técnico que fue Antonín. Este último, de hecho, concebió este deporte como un medio para divertir y se pasó horas pensando en como inventar jugadas. Así imaginó el penalti antes de llevarlo a cabo.
Los sueños de Panenka, sin embargo, estuvieron cerca de truncarse. Le detectaron un problema en el corazón cuando iba a realizar el servicio militar. Al final se resolvió y disfrutó de una extensa carrera (desde los 19 hasta los 45 años) en el Bohemians de Praga y en distintos clubes austriacos, entre los que destaca el Rapid de Viena. Con el conjunto austriaco disputó otra final europea en 1985. La Recopa. El Everton ganó 3-1 al Rapid de Krankl y Panenka. Panenka, que salió desde el banquillo en la segunda parte con 1-1, sufrió el triunfo de los Toffees.
Panenka ya era de sobra conocido por su famoso penalti y por sus participaciones con Checoslovaquia en los torneos internacionales. Cabe destacar el centro del campo de nivel que formó junto a Bobby Pollak y Josef Móder en la Euro de 1976. No obstante, en la final ante Alemania, Dobiaš entró por el sancionado Pollak sin que ello se notara. Dobiaš, de hecho, se prodigó a la vez en la destrucción y en la llegada, tanto es así que marcó el segundo gol de los de Václav Ježek. Checoslovaquia dio la campanada, pero contaba con un equipo de calidad en todas las líneas. Hasta seis jugadores estuvieron en el once inicial de la Eurocopa de 1976: Viktor, Pivarník, Pollak, Ondruš, Nehoda y el propio Panenka. Por su parte, la participación de Panenka en los torneos de selecciones no se quedó ahí. También disputó la Eurocopa de 1980 y el Mundial de 1982. Checoslovaquia quedó tercera en 1980 y quedó eliminada en la liguilla inicial en 1982. Panenka marcó los dos tantos checoslovacos ante Francia (1-1) y Kuwait (1-1) en la cita española. Ambos de pena máxima, pero no a lo Panenka.
Han pasado las décadas y este penalti ha viajado en el tiempo. La llegada de Internet relanzó el penalti de Panenka y diversos cracks han imitado su penalti: Sergio Ramos, Messi, Zidane, Pirlo, Neymar, Abreu... Y los que seguirán haciéndolo. El eterno penalti a lo Panenka.
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