Rinat Dasáyev, portero de la URSS, encajó estos dos golazos en la Eurocopa de 1988
La Eurocopa de 1988 brindó el triunfo de Países Bajos, comandada por los neerlandeses del Milan y por el PSV campeón de la Copa de Europa. El seleccionador Rinus Michels se quitó la espina de la final del Mundial de 1974 y llevó a la nueva Naranja Mecánica hasta la consecución del europeo. Rinus, esta vez, contó con un '9' puro colosal, Marco Van Basten. El delantero del Milan inmortalizó su sensacional torneo con el golazo de volea a Rinat Dasáyev en la final ante la Unión Soviética. Diez días antes de que este remate diera la vuelta a todo el planeta, Ronnie Whelan había dejado su propio sello, también ante Dasáyev, en el Irlanda-URSS de la fase de grupos. Sin la repercusión de El Cisne de Utrecht, pero otra volea de bellísima factura ante el mismo rival y el mismo portero. De Whelan a Van Basten en suelo alemán.
La volea de Ronnie Whelan
Irlanda y Unión Soviética se enfrentaron en la segunda jornada de la fase de grupos en Hannover. Ambas llegaron reforzadas por las inesperadas victorias del estreno: la URSS de Lobanovsky ganó 0-1 a Países Bajos (se enfrentaron dos veces durante esta Eurocopa) e Irlanda venció por idéntico resultado a Inglaterra en el duelo británico. El combinado dirigido por Jackie Charlton anticipó el gran papel que ofrecería dos años después, llegando hasta los cuartos de final de la Copa del Mundo de 1990. Esta Irlanda de Whelan, Aldridge, Cascarino y Liam Brady se creció en la Eurocopa de 1988 en un grupo con selecciones de primer nivel y se quedó a un punto de pasar de ronda y acceder a las semifinales. Después de sorprender a Inglaterra, noqueó a la URSS durante una hora y eso que arrastraba las bajas de Liam Brady, Paul McGrath y Mark Lawrenson. Protásov rescató un empate en la recta final y neutralizó el tremendo gol de Ronnie Whelan.
La secuencia de la volea solo admite admiración. Como la potencia de brazos de Mick McCarthy convirtió un saque de banda largo en un potente centro, elevándose ante las cabezas soviéticas. Como el balón llegó hasta la frontal, hasta Whelan; allí este esquivó la 'plancha' de Kuznetsov con un recurso inesperado. Ese remate acrobático de zurda que trazó la curva directa al fondo de las mallas. Ajustado y limpio. Ronnie rompió El Telón de Acero, sobrenombre de un Dasáyev instalado en el momento cumbre de su carrera. Más mérito si cabe. El irlandés, por cierto, jugó en el Liverpool desde 1979 a 1994. Ganó la Copa de Europa de 1984 y seis ligas inglesas con los Reds. La volea de Whelan, por lo tanto, se forjó bajó las enseñanzas de Bob Paisley, Joe Fagan y Kenny Dalgish en el mítico Anfield.
La volea de Van Basten
Países Bajos se instaló por primera vez en la élite con Rinus Michels de seleccionador en los años 70. Y de nuevo Michels volvió a situarla ahí en 1988, después de unos años oscuros. Para ello siguió proyectando su estilo ultraofensivo: el fútbol total. Pero con matices respecto a la revolución de catorce años atrás. La principal diferencia estribó en que jugó con un delantero centro posicional en lugar del falso nueve. Otra década, otros jugadores, aunque Rinus había cambiado, ya que en el primer encuentro ante la URSS sacó de titular a Johnny Bosman, también ariete. Van Basten entró en el segundo partido ante Inglaterra (1-3) por Bosman y marcó un hat-trick a Peter Shilton el día que este cumpía 100 partidos con The Three Lions. Este fue el punto de inflexión. Ya nadie paró a la entonces denominada Holanda. La Oranje, además, se cobró varias deudas con el pasado. En primer lugar, eliminó en las semifinales a la anfitriona Alemania Federal, quién le dejó sin título en 1974. En segundo lugar, logró la Eurocopa en el Olímpico de Múnich, estadio donde se escapó ese Mundial.
Países Bajos aprendió la lección del debut y, esta vez sí, venció 0-2 a la URSS en la final. Gullit abrió el marcador y Van Breukelen paró un penalti a Belánov con 0-2. Gullit, Van Breukelen, Koeman y Rijkaard hicieron méritos para el papel de héroes, sin embargo, Van Basten eclipsó a todos. Se situó como máximo realizador del torneo con cinco goles y también apareció en la final. A lo grande. Su volea forma parte del museo de las maravillas del fútbol. El robo de Van Tiggelen, el centro pasado de Mühren al segundo palo y el remate de Van Basten casi sin ángulo. Precisión y potencia. Golazo descomunal y ya entonces la Naranja Mecánica se sintió campeona. La Eurocopa de Países Bajos estará siempre ligada a este instante de Marco. El delantero más elegante que jamás ha pisado un terreno de juego. El Cisne de Utrecht.
Esta Eurocopa tuvo un peso decisivo en los galardones individuales del año. Van Basten logró el primero de sus tres Balones de Oro y Dassaev fue nombrado portero del año. El mejor cancerbero del mundo encajó tres goles en la Eurocopa, dos de ellos fueron estas extraordinarias voleas. La del delantero del Milan eclipsó a la de Whelan –por ser en la final, por la propia fama de Van Basten–, pero la del irlandés nada tiene que envidiar a la de Marco. Distintas, pero golazos para guardar en la hemeroteca con Dasaev como testigo.
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