De la mano de Jupp Heynckes, el Athletic recuperó su sitio en la zona noble y se reencontró con Europa. La quinta posición de la 1993/94 dio el billete para la Copa de la UEFA. De esta forma, seis temporadas después, el Athletic volvía a clasificarse para las competiciones continentales, algo que no lograba desde la 1987/88. Entonces quedó cuarto y disputó también la UEFA, con Howard Kendall de entrenador y con Peio Uralde como máximo realizador de los leones. En los años siguientes, hasta rearmar un nuevo equipo competitivo, se convivió casi en su totalidad en la zona medio-baja de la tabla: séptimo en la 1988/89, decimosegundo en la 1989/90, decimosegundo en la 1990/91 y decimocuarto en la 1991/92. La tendencia empezó a invertirse con la séptima plaza de la 1992/93, ya con Julen Guerrero y Jupp Heynckes, y se consumó en la 1993/94 con la consecución del objetivo europeo.
El Athletic de la 1993/94 se mantuvo en los puestos europeos –entre los cinco primeros– durante 32 de las 38 jornadas del campeonato. Regularidad ante todo. El conjunto rojiblanco empezó La Liga como líder (con un hat-trick de Guerrero al Albacete), acabó quinto en la primera vuelta y le arrebató la quinta posición al Sevilla en una última jornada de infarto. La sufrida victoria ante el Tenerife en San Mamés y la derrota del Sevilla en el Camp Nou pusieron en bandeja la clasificación para la Copa de la UEFA. El retorno a Europa y el final de la época gris se explica a partir de cuatro razones: la irrupción de Julen Guerrero, los fichajes de Txingurri Valverde y Cuco Ziganda, la llegada de Heynckes al banquillo y la consolidación de los nuevos valores.
Guerrero, Ziganda y Valverde, el tridente de Heynckes
Heynckes resultó como un soplo de aire fresco que modernizó el Athletic con su metodología. Instauró una mentalidad ganadora, como la que él tenía como leyenda del Borussia Mönchengladbach, y cambió el esquema. Instauró un 4-4-2 con rombo en el centro del campo (Julen Guerrero como mediapunta por detrás de Valverde y Ziganda). La filosofía era atacar y sacar el balón jugado desde atrás. De pelotazo nada de nada.
En 1992 tomó las riendas de un equipo que se había salvado con apuros y, en su primer curso, se quedó a tres puntos de Europa. En el segundo, con el equipo más trabajado, logró el objetivo. Para ello, el técnico alemán potenció los diversos recursos ofensivos que disponía en torno a su filosofía. Tanto es así que los leones se situaron como los terceros más realizadores de La Liga con 61 goles.
De los 61 goles que se marcaron, casi el 60% llevaron las firmas de Julen Guerrero (18 goles) y Cuco Ziganda (17 tantos); ambos resultaron completamente determinantes. Junto al Txingurri Valverde, formaron un tridente que ofreció muchísimas soluciones a Heynckes. Julen Guerrero, además, a sus 20 años, rubricó su mejor marca de goles en una temporada en La Liga, pese a no ser delantero centro. El de Portugalete, además, anotó un póker ante el Sporting (7-0) en San Mamés, un hat-trick al Albacete (4-1) en la primera jornada y dos dobletes al Sevilla (1-3) en el Pizjuán y al Racing (2-2) en El Sardinero. Julen, referente de San Mamés.
A parte de Guerrero, otros jóvenes cachorros también se sumaron a la causa vizcaína. Eskurza destacó como un extremo versatil y rápido, Valencia mostró su agilidad y seguridad bajo palos, Iñigo Larrainzar hizo olvidar a Rafa Alkorta, Aitor Larrazábal confirmó su progresión ascendente en el lateral izquierdo y Aitor Karanka dejó un futuro prometedor en la temporada de su debut. Por su parte, Ander Garitano, Josu Urrutia, Genar Andrinúa, Óscar Tabuenka y Andoni Lakabeg también fueron importantes en los esquemas de Heynckes.
Goles de Julen Guerrero en la temporada 1993/94
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